El Trabajo de Dios

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Jesus nuestro Amor Eucarístico

Por el Padre Stefano Manelli, O.F.M. Conv., S.T.D.

El Padre Stefano Manelli ha sido sacerdote como por veintiocho años. Como por diez años el fué Superior del Convento "Casa Mariana", la cual el fundó. Esta comunidad religiosa, inspirada por San Maximiliano Kolbe en su idea de "Cuidad de la Inmaculada" trata de seguir cada vez más apegadamente, los ideales y reglas de San Francisco de Asis.

Las facilidades para imprimir y la estacíon de radio de la "Casa Maríana" del Padre Manelli, contínua expandiéndose, y son usados exclusivamente para conocer y amar mas a Jesús y a María, para ser amados. Bajo la direccion del Padre Manelli, la Casa Mariana se extendio mas lejos, al comenzar otra Casa de María en Las Filipinas. En 1982, el Padre Manelli fue elegido Provincial de los Franciscanos Conventuales en Napoles.

El Padre Manelli, quien es Doctor en Teología Sagrada, es muy bien conocido en Italia. Su libro: "Jesús, nuestro Amor Eucarístico" ha sido editado por lo menos cinco veces en Italia, y mas de 100,000 copias han sido impresas.

Aún cuando algunas de sus otras obras han sido publicadas en otras partes en Inglés, ésta es la primera vez que este trabajo sólido y devoto se publica en Norte América. Padre Manelli tuvo mucho gusto en darnos permiso para publicar su libro en Inglés, ya que espera poder llegar a mas almas a través de este medio masivo, para traerlas por María, al dulce yugo de Cristo. A nosotros nos da mucha felicidad el publicar y distribuir este libro.

A todos los que deseen saber y amar mas al Amor Divino de nuestro Eucaristico Jesús, los invitamos a que lean este tan poderoso y edificante.

PREFACIO

"La devocion a la Eucaristía," dijo San Pio X, Papa de la Eucaristía, "es lo mas noble, porque tiene a Dios como objeto; es la mas provechoso para la salvacion, porque nos da al Autor de la Gracia; es la mas dulce, ya que Nuestro Señor es dulzura en Si mismo."

La devoción a la Eucaristía, junto con la devoción a Nuestra Madre Santísima, es una devoción del Paraíso, porque es la devoción que los Angeles y los Santos del Cielo tambien tienén. "Hay una escuela en el Cielo," solía decir la mística Santa Gemma Galgani, "y ahí lo único que se tiene que aprender es cómo amar. La escuela está en el Cenáculo; el Maestro es Jesús; la materia que se enseña es Su Cuerpo y Su Sangre."

La Eucaristía es Amor en Sí misma, idéntica a Jesús. Por esa razón, es el Sacramento del Amor, el Sacramento que rebosa con Caridad. Verdaderamente contiene a Jesús, viviente y verdadero ... el Dios Quien es "Amor," (Juan 4:8), y Quien nos amó "haste el final." (Juan 13:1)

Todas las expresiones de amor, aun las más altas y las más profundas, se verifican en la Eucaristía. De ese modo, es un Amor que ha sido crucificado, un Amor que une, un Amor que adora, un Amor que contempla, un Amor que ora, un Amor que satisface deliciosamente.

Jesús Eucarístico es un Amor crucificado en el Santísimo Sacrificio de la Misa, en la cual El renueva Su inmolación par nosotros. En la Comunión Sacramental y Espiritual, El es un Amor que une, haciéndose El, Uno con la persona que Lo recibe. El es un Amor que adora en el Santo Tabernaculo, en donde El esta presente como un holocausto de adoración al Padre. El es un Amor contemplativo, en su encuentro con las almas de los que desean estar "a sus pies", como Maria de Betania. (Luc. 10:39). El es Amor que ora "viviendo siempre para interceder por nosotros" ante el Padre. (Heb. 7:25). El es un Amor que satisface deliciosamente, en el regocijo celestial de la uníon nupcial con sus esposas favoritas, (vírgenes de ambos sexos): a quienes El atrae a Sí, en Amor exclusivo, del mismo modo que atrajo a San Juan Evangelista, el Apóstol vírgen, y el único que "se recostó sobre Su pecho" en el Cenáculo. (Juan 21:20)

"El ser poseído por Jesús y poseerlo ... ese es el verdadero Reino de Amor," escribió San Pedro Julían Eymard. La Eucaristía logra este "perfecto Reino de Amor" en todos los que son puros de corazón y se acercan al Santo Tabernáculo a unirse con Jesús en la Hostia, con humildad y amor. En la Eucaristía, Jesús se sacrifica por nosotros, se da a nosotros, permanece entre nosotros con humildad y amor infinitos.

"Para Uno en tan privilegiada posicion, el rebajarse tanto es una maravilla que causa asombro," exclamo el Padre Seráfico, San Francisco. "¡Qué sublime humildad y qué humilde sublimidad, que el Señor del Universo, el Divino Hijo Dios, se haya subajado tanto, al grado de escondersé bajo la apariencia de pan para nuestra salvación! Contemplad hermanos míos, el modo tan humilde de Dios. Por tal motivo, no se consideren ustedes que son algo por ustedes, para que puedan ser enteramente aceptables a El, quien se da completamente por ustedes."

Y San Alfonso de Ligorio agrega con su ternura afectuosa usual: ''¡Jesús Mio! que designio tan amoroso fué este Santo Sacramento ... el que Tú te escondieras bajo la apariencia de pan para poder ser amado y para estar a la disposición de que pueda visitar cualquiera que Te desee."

Ojalá que en nuestros afectos hacia el Santísimo Sacramento, exista siempre un pequeño recordatorio del sacerdote quien cada día nos da a Jesús, y recordemos también a la Santísima Virgen María, Madre de Jesús nuestro Dios, y a todos los sacerdotes; ya que la Eucaristía, Nuestra Señora y el sacerdote, son inseparables, igual que Jesús, María y San Juan Evangelista fueron inseparables en el Calvario.

Aprendamos todo esto en la escuela de los Santos. Ellos vivieron de una manera que fué ardiente y sublime, como verdaderos serafines de Amor por la Eucaristía. Son éstos quienes, como lo declara Vaticano II (Lumen Gentium, n. 50), son "el camino más seguro" hacia el Dios de Amor Eucarístico.

 

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