Año B- Cuarto Domingo de Cuaresma
14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre,
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.Cuando Yo le dije a Nicodemo que el Hijo del Hombre tenía que ser levantado tal como Moisés levantó la serpiente en el desierto, Yo estaba recordando el pasado cuando la gente ofendió a Dios y el castigo fue que fueran mordidos por serpientes venenosas. Así que Moisés hizo una serpiente de bronce, y la colocó sobre un estandarte; cualquiera que fuera mordido tenía que mirar a la serpiente para no morir. Números 21:8-9.Yo le estaba declarando al mundo que Yo iba a ser crucificado y a morir. Predije que iba a ser expuesto ante todos como una maldita serpiente muerta, para que al pagar por sus pecados con mi muerte ustedes pudieran encontrar vida en mí a través del perdón de sus pecados. Y tal como el pecado y la muerte vinieron al mundo a través del primer hombre, así la gracia y la vida vienen del Hijo del Hombre, un título que me di a mi mismo para representar a toda la raza humana. Puesto que la ofensa cometida en contra del Dios eterno no podía ser pagada por ninguna cosa de este mundo, entonces Yo fui enviado al mundo a pagar con mi naturaleza humana y divina el castigo asignado a cada uno, el cual es la muerte. Pero Dios amó tanto al mundo que le dio su propio Hijo unigénito, para que todo el que crea en El no perezca sino que tenga vida eterna. Yo no vine a condenar al mundo puesto que ya estaba condenado por el pecado, Yo vine a salvarle a través de mi sacrificio viviente por el cual ustedes obtuvieron el perdón de sus pecados, para mostrarles el amor de Dios por su creación. Por eso es que Yo estoy todavía presente el Sacrificio de la Misa, facilitando mi sangre par limpiarles de sus pecados. Las Sagradas Escrituras testifican: “Ellos mirarán aquel a quien traspasaron.” Zacarías 12:10 Hazte digno de ser purificado, come de mi carne y bebe de mi sangre para que vivas. Yo invito a cada uno a que crea en mí, que crea en mi palabra, que crea en mi sufrimiento y muerte por sus pecados, que crea en el poder de Dios que Yo tengo, que crea que Yo lo levantaré en el último día. Yo soy la luz del mundo, una luz que disipa la oscuridad del pecado. Aquellos que no creen están perdiéndose el regalo de Dios, están condenándose a si mismo puesto que prefieren vivir en la oscuridad. Ven a la luz mi querido hijo (a), no tengas miedo, confiesa tus pecados, purifícate a ti mismo en mi sangre y mira con los ojos del espíritu las maravillas que Yo te presento. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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