Año B- 2o Domingo de Pascua - Domingo de la Divina Misericordia
19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: La paz con vosotros.
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.Después de mi resurrección Yo visité los apóstoles, ellos estaban todavía en estado de choque, incapaces de percibir como su amo les había dejado, tenían miedo, estaban confundidos y no sabían que hacer.Yo me paré en medio de ellos y les dije: “La paz sea con ustedes.” La verdadera paz de Dios no había existido en el mundo hasta ese momento, puesto que la paz es el fruto de la reconciliación entre Dios y los hombres. Mi paz les llenó sus corazones y llenará el corazón de cualquiera que experimente mi perdón. Mis apóstoles se regocijaron inmensamente, con un gran alivio aunque aún estaban perplejos, así que Yo les dije: “La paz sea con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así les envío.” En ese momento Yo delegué mi autoridad celestial a los apóstoles, para que ellos pudieran continuar mi trabajo en la Iglesia. Después de esto “Yo respiré sobre ellos”, recordando el momento de la creación del hombre cuando Dios respiró vida por primera vez. Les dije: “Reciban el Espíritu Santo, si ustedes perdonan los pecados de alguien, sus pecados serán perdonados; si ustedes retienen los pecados de alguien, sus pecados serán retenidos.” Este fue el comienzo de la nueva creación, los hijos de Dios que comparten el Espíritu Santo; el hombre fue redimido en ese momento, ahora podría compartir el regalo mas grande que es la Presencia de Dios. Yo di poder a mis apóstoles y a sus sucesores para perdonar los pecados, lo cual fue el objetivo principal de mi venida al mundo. Tomás no estaba allí cuando esto sucedió, y tu no estabas allí tampoco, por esto Yo le dije a Tomás y te digo a ti ahora: “No dudes mas, cree. Benditos aquellos que creen en mi sin verme.” Mi Divina Misericordia se ha hecho disponible a todos en el Sacramento de la Confesión. Cuando tu confiesas tus pecados al sacerdote, tu me los estás confesando a mí, porque mi autoridad para perdonar los pecados le fue dada a la Iglesia. No dudes mas, pero cree. Mi querido hijo, (hija), Yo deseo que tu fe sea fuerte. No cuestiones las Sagradas Escrituras, pero cree. Cree en el poder que siempre está presente en mi Iglesia para perdonar los pecados en el Sacramento de la Confesión, cree en mi presencia en el Sacramento de la Sagrada Eucaristía. Ven a los Sacramentos, esos encuentros santos conmigo, con completa humildad y contrición porque tu has pecado y serás perdonado(a). Cree en mi y mi gozo será tuyo. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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