Homilias Católicas - Sermones, reflexiones, inspiraciones y meditaciones de los evangelios. 
Manifestaciones dominicales del Espíritu Santo desde el Sagrado Corazón de Jesús  El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará. Evangelios Católicos, homilías - Mateo, Lucas, Marcos, Juan - Inspiraciones del Espíritu Santo

Año B  -  25o Domingo en tiempo ordinario

El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará.

El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará. Homilias Católicas - Sermones, reflexiones, inspiraciones y meditaciones de los evangelios - Inspiraciones del Espíritu Santo Marcos 9:30-37

30 Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera,
31 porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará.
32 Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.
33 Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: ¿De qué discutíais por el camino?
34 Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor.
35 Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.
36 Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo:
37 El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado.

Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.

25o Domingo en tiempo ordinario - El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará. Yo soy el hombre de los sufrimientos, Yo conozco el dolor humano porque lo he sufrido, Yo he entregado mi vida para ser altar, sacrificio y víctima. Isaías me describe en el capítulo 53 hablando sobre mi muerte y describiendo como por mis heridas, todos son sanados.

Aún habiéndole revelado a mis discípulos mi futura muerte en manos de los hombres y mi resurrección, ellos no entendían. Ellos realmente no se imaginaban que este hombre poderoso, que hacía milagros, que tenía elocuencia divina y que era su orgullo y fortaleza, se iba a convertir en un objeto de burlesco y martirio, y que iba a ser humillado por los hombres hasta la muerte para que todos fuesen perdonados de sus pecados. Mas extraño aun para ellos fue el escuchar sobre algo nunca antes mencionado, la resurrección de la muerte.

Sus mentes estaban llenas de cierta felicidad airosa al compartir mi sabiduría y mi poder, parecía que se habían olvidado de que Yo les había dicho, el que quiera ser mi discípulo, que se niegue a si mismo, tome su cruz y me siga. Yo estaba a punto de negar mi propia vida para entregársela a mi Padre por el perdón de los pecados, ya me estaba preparando para cargar mi cruz y cumplir mi misión como redentor.

Así también la vida de cada ser humano esta llena de momentos de alegría, de tristeza, de gozo, de sufrimiento, de trabajo, de disipación, de valor, de temor, de necedad, de sabiduría, de risa, de llanto, de pecado, de arrepentimiento y de tantas otras cosas. Pero por encima de todo esto debe estar la abnegación ante la voluntad divina, debe de sobresalir la humildad, ya que sin ella no se puede caminar en mi camino; pues aquel que se siente grande, es el mas pequeño ante Dios, aquel que se empequeñece en humildad y tiene santo temor de Dios, es grande ante El, es como una imagen de Dios quien siendo tan grande ha descendido a compartir la miseria humana.

Yo dije, el que reciba a un niño como este en mi nombre, me recibe a mí. Tomé como ejemplo a un niño, alguien quien en su inocencia y pequeñez, es grande ante Dios, así les he dicho, a menos que se vuelvan como niños, no podrán entrar al Reino de los Cielos. Este es un llamado a la humildad, puesto que Dios rechaza a los orgullosos, pero se deleita ensalzando a los humildes.

Ay de aquellos que buscan el honor humano, el poder, la riqueza y la influencia sobre los demás, estos están muy lejos de la humildad; en cambio aquellos que se niegan a si mismos entregándose a la providencia divina, están descubriendo la santidad inocente que se encuentra en los niños, quienes dependen totalmente de sus padres.

Autor: José de Jesus y María

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