Año B- 29o Domingo en tiempo ordinario
35 Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos.
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.Este mundo está lleno de peligros espirituales. Es bueno trabajar para obtener lo que se necesita físicamente, mejor aún es trabajar espiritualmente para obtener la salvación. Mis apóstoles tuvieron momentos de orgullo como todo ser humano, en los cuales querían sentirse por encima de los demás. El poder, el dinero, la fama y los placeres son tentaciones que todo ser humano tiene que superar para poder recibir mi aprobación.Dios es supremamente justo, por esta razón su Reino esta disponible a la voluntad de cada individuo que tan solo tiene que escoger: o el camino celestial o el camino fácil. El camino del mundo esta abierto a todos los seres humanos, es fácil de recorrer, ofrece todo lo que enaltece los sentidos, el orgullo y la felicidad temporal; en efecto es como una corriente de agua sucia que arrastra hacia el abismo y la muerte. Yo he venido a señalar mi camino para ofrecerles la vida eterna. Mi camino es difícil de encontrar, difícil de recorrer y lleva a la cima de la humildad, como apoyo tiene la cruz y como premio tiene la libertad del alma, es un río de agua viviente que ofrece paz y esperanza. Las pasiones humanas ofenden a Dios porque crean falsos dioses en la carne y la mente, el materialismo causa el apegamiento a las cosas temporales al costo del desprecio de lo espiritual, la injusticia ofende a Dios quien es Caridad, la impureza mancha el alma pura que Dios le ha dado a cada uno. Todos los seres humanos ofenden a Dios, de una manera u otra; sin embargo Yo no he venido a juzgar sino a salvar, no he venido a condenar sino a prevenir. A menos que se arrepientan están corriendo el riesgo de perecer eternamente. Pero mi misericordia es infinitamente grande, mi bondad se extiende mas allá de mi muerte en la cruz. Yo quiero salvar las almas que me han costado tanto, solo necesito de su colaboración, por esto les pido que pongan en práctica mis enseñanzas. El que desee entra en el Reino de los cielos debe trabajar humildemente sin esperar la recompensa, debe sentirse siempre pequeño ante Dios y debe estar dispuesto a servir a su prójimo, todo esto lo hace en imitación mía. Yo le garantizo que su labor no será en vano. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
www.theworkofgod.org/Spanish
|