Año B- 32o Domingo en tiempo ordinario
13 Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.En el Antiguo Testamento se acostumbraba ofrecer animales en sacrificio para el perdón de los pecados, Yo vine a perfeccionar la ley antigua siendo el cordero de Dios que quita los pecados del mundo con mi muerte en la cruz. El templo se llenaba de personas que venían a negociar estos animales, hacían mucha algarabía y habían perdido todo respeto por el templo. Por esta razón Yo sentí celo por la casa de mi Padre y arroje fuera a todos estos negociantes con sus animales.Los judíos siempre contrariaban mi doctrina y querían saber porque razón Yo actuaba de esa manera. Yo les respondí con la profecía de mi resurrección aunque ellos no lo entendieron. Yo les dije ese día que quitaran todo eso que era ofensivo de la casa de mi Padre, no solamente para hablar del respeto que se debe tener en el templo sino también para traer a la conciencia el hecho de que cada uno es un templo del espíritu de Dios. Yo deseo que mi templo sea un lugar de santificación. El cuerpo humano es un templo del Espíritu Santo. Mi espíritu es la luz que guía los seres humanos hacia su liberación de la esclavitud del pecado. Mi sabiduría invita a todos al camino del bien pero se opone celosamente al espíritu del mundo. El ser humano no puede tener dos amos; o limpia la casa de Dios y acepta mi Espíritu Santo o me rechaza totalmente y le abre la puerta a los malos espíritus del mundo. Esta es una lucha que tienen todos los seres humanos, pero todos pueden escoger de acuerdo a su libre albedrío. Yo toco a la puerta y llamo, Yo muestro mi camino y les invito a caminar en él, Yo les muestro el error de las cosas del mundo y les señalo la verdad, Yo les advierto sobre la perdición del alma y les ofrezco la vida eterna. Vuélvanse verdaderos templos de mi espíritu, mantengan siempre en mi Presencia, hagan siempre el bien, obedezcan los mandamientos, arrojen fuera todos los espíritus malignos del mundo, del demonio y de la carne, aléjense de tanta disipación innecesaria y tengan una casa limpia para su Señor. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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