Homilias Católicas - Sermones, reflexiones, inspiraciones y meditaciones de los evangelios. 
Manifestaciones dominicales del Espíritu Santo desde el Sagrado Corazón de Jesús  Díjole Jesús: Vete y haz tú lo mismo. Evangelios Católicos, homilías - Mateo, Lucas, Marcos, Juan - Inspiraciones del Espíritu Santo

Año C  -  15o Domingo en tiempo ordinario

Díjole Jesús: Vete y haz tú lo mismo.

Díjole Jesús: Vete y haz tú lo mismo. Homilias Católicas - Sermones, reflexiones, inspiraciones y meditaciones de los evangelios - Inspiraciones del Espíritu Santo Lucas 10:25-37

25 Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?
26 El le dijo: ¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?
27 Respondió: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
28 Díjole entonces: Bien has respondido. Haz eso y vivirás.
29 Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: Y ¿quién es mi prójimo?
30 Jesús respondió: Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto.
31 Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo.
32 De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo.
33 Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión;
34 y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él.
35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva."
36 ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?
37 El dijo: El que practicó la misericordia con él. Díjole Jesús: Vete y haz tú lo mismo.

Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.

15o Domingo en tiempo ordinario - Díjole Jesús: Vete y haz tú lo mismo. Cuando ustedes se interesan en la posesión de la vida eterna, se familiarizan con el gran mandamiento: “Ama al Señor tu Dios con toda tu mente, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fortaleza. Y ama al prójimo como a ti mismo”

Todos han fallado al no cumplir el santo mandamiento de Dios en una forma perfecta, excepto mi madre. El hombre ha usado su mente, su corazón, su alma y su fortaleza para amar las cosas desechables del mundo, para amarse a si mismo mas que a Dios y para despreciar a su prójimo.

Cuantos pensamientos cruzan la mente en un día, pero que tan pocos son para Dios? Cuantas veces late el corazón en un día por las cosas del mundo, las vanidades, las riquezas, los placeres de la vida mientras que se olvida de desear a Dios? Y que se puede decir del aliento de Dios que está en cada uno, “el alma” que debería de mantenerse pura? Cuantas cosas del mundo la manchan con el pecado puesto que ella se enceguece hacia las cosas espirituales? Cuantas veces usa el hombre su fortaleza para avanzar hacia su propia muerte en vez de buscar vida en los misterios de Dios?

No solamente deja el hombre de amar a Dios como debería de hacerlo, sino que para empeorar las cosas se adorna orgullosamente con el amor propio, el egoísmo y la falta de caridad por los demás. Esto provoca mi ira, puesto que Yo he venido a enseñar el amor incondicional, la misericordia y la compasión. Mis lecciones de amor son continuamente despreciadas y parecen ser un desafió invencible para la mayoría de la gente.

Con toda seguridad que la vida provee diariamente oportunidades para que cada uno arregle sus caminos, para que empiece a amar a Dios como debería y para que se interese y cuide de su prójimo.

Yo soy un Dios paciente que ha permitido que el mundo comparta el bien y el mal para que cada uno pueda tener su decisión por mí. No es demasiado tarde para que ustedes se concentren en el verdadero amor a Dios.

Y recuerden, amarme es obedecer mis mandamientos. Lo que Yo deseo es que ustedes se amen los unos a los otros como Yo los he amado. Su caridad por los demás toca mi corazón con amor, porque lo que ustedes hacen por los demás lo hacen de veras por mí.

Ámenme amando a su prójimo.

Autor: José de Jesus y María

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