Meditaciones Eucarísticas  -  Domingo 31/08/2014     lista

Tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres

Tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres - Meditaciones Eucaristicas

Mateo 16:21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día. 22 Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!» 23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres! 24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 25 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. 26 Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? 27 «Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

La gran misión de Jesús cuyo nombre significa salvador era salvar a toda la humanidad. Por esto empezó a manifestarle a los discípulos que debería ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día. Ninguno de los discípulos podía entender semejante cosa, pues Jesús era lleno de poder, sabiduría y misericordia; ellos en su ingenuidad y humildad pensaban que el iba a estar con ellos por siempre, nunca se detuvieron a pensar que el se iría y los dejaría solos.

Pedro muy preocupado por esta noticia, quiso persuadir a Jesús de que esto no podía suceder, dudando de la verdad de sus palabras, lo cual es un insulto a la palabra viva. Jesús se volvió contra Pedro mostrando su indignidad y le dijo: Apártate de mi vista Satanás, escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.

Como le indigna al Señor que nosotros no pensemos como Él, pues ha venido a enseñarnos el camino a la vida eterna a través de Él, algo que solo se obtiene con la abnegación y aceptación de su divina voluntad. Pedro hacía pocos minutos había recibido el aprecio del Señor por confesar que era nuestro Señor y Dios, había recibido las llaves del Reino de los Cielos y había sido consagrado como la cabeza de la Iglesia. Pero la fe tiene que ir combinada con obras y reforzada con la confianza en Dios, tiene que que aceptar la palabra divina como ley sagrada que no tiene discusión. No podemos negociar lo que es un principio divino y perfecto, tenemos que aceptar la ley de Dios como el esclavo acepta la ley de su amo.

Muchas veces resultamos alejándonos de Dios porque alguna palabra de Dios es muy dura para nosotros y tratamos de condicionarla para nuestro beneficio. Nuestra opinión no tiene ninguna importancia ante Dios, lo que realmente vale es lo que Dios piensa de nosotros y esto lo debemos de asegurar con nuestra entrega total al Señor.

El Señor le dijo a Pedro y a sus discípulos, "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame" Esta doctrina envuelve el negarse a si mismo todo lo bueno que por naturaleza pensamos que es nuestro y lo merecemos. Tomar la cruz es aceptar todas las tribulaciones, persecuciones, ignominias, desprecios, enfermedades y adversidades, pues todas vienen de Dios y están diseñadas para que nos afiancemos en el Señor y no en nosotros, para que nuestra fe crezca y le podamos seguir.

Nuestra fe solamente es perfecta cuando tengamos la visión beatifica de Dios, mientras tanto es una hoguera que necesita alimentarse del combustible de nuestras oraciones, devociones, sacramentos, y especialmente de nuestras buenas obras. La fe se perfecciona cuando abrazamos la Voluntad Divina sin reproche y nos entragamos a su Divina Providencia. Nuestra relación con Dios se perfecciona cuando ponemos toda nuestra confianza en Él.

Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su alma? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Vemos como todo viene de Dios y si no vivimos de acuerdo a su divina voluntad solo encontramos la ruina. el Señor quiere salvarnos y nos asegura que vendrá como Juez para que entonces paguemos por nuestra mala conducta.

Tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres

Habla el Señor:
80 Crece en la fe 1995
Cuando yo estaba esperando que el Señor me hablara, El se demoró unos pocos segundos para contestar y me dijo:

Sí hijo mío, Yo estoy aquí, no lo dudes.
La Fe es una gran prueba de tu confianza en Mí. Cuando tu crees, me muestras cuanto me amas, aunque tú no me veas. Benditos son aquellos que creen sin ver, no como Tomás.
La fe te prepara para crecer en Confianza y Esperanza en Mí, lo cual a su vez se vuelve Amor por Mí.
Crece en la Fe, y así serás recompensado al final cuando te encuentres cara a cara con el Amor mismo.

Notas:


Fecha del encuentro, Jueves  28/08/2014

Tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres

Autor: José de Jesús y María

 

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