Año B- 7o Domingo en tiempo ordinario
1 Entró de nuevo en Cafarnaúm; al poco tiempo había corrido la voz de que estaba en casa.
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.Aquí tienen el caso de un milagro causado enteramente por la fe de algunos hombres que se compadecieron de un hombre enfermo.Estos hombres tuvieron mucho trabajo para subir el paralítico encima del techo, después hicieron un roto allí y lo bajaron delante de mí. Su fe les dio determinación para llevar a cabo su trabajo, sabían que Yo podría sanar a su amigo y por eso tomaron tantos riesgos. Sabían que era imposible pasar a través de la multitud, así que usaron su imaginación para lograr su deseo. Yo estuve muy complacido con ese acto de fe. Pero Yo no vine simplemente a sanar las enfermedades físicas, puesto que todos los hombres están destinados a morir algún día. Yo vine a sanar el alma de la enfermedad del pecado que la paraliza y la lleva a la muerte eterna. Antes de que Yo pudiera sanar ese hombre físicamente, Yo tenía que limpiar su alma, por eso debido a la fe de sus amigos y a su sufrimiento, Yo le dije: “Hijo, tus pecados te son perdonados.” Al llamarle hijo, Yo estoy mostrándoles a todos como me siento por todos mis hijos pecadores. Yo siento lo mismo que un buen doctor ante el enfermo que se encuentra en desesperada necesidad de sanación, Yo quiero sanar a cada uno, Yo quiero perdonar los pecados de todo el mundo. Mi respuesta a los Fariseos también va para aquellos que no creen en mis palabras, porque protestan en contra de la verdad. Para probar que el Hijo del Hombre tiene poder para perdonar los pecados, Yo le dije al paralítico: “levántate, toma tu camilla y vete a casa”. Yo le di a mi Iglesia el poder de perdonar los pecados en el Sacramento de la Reconciliación. Comisioné a mis apóstoles (Juan 20:21-23), a sus sucesores y a todos aquellos delegados por ellos como sacerdotes, puesto que esta es la razón por la cual Yo vine al mundo, a perdonar los pecados. Por mi muerte en la cruz Yo pagué por las ofensas de la humanidad, mi perdón continúa cuando ustedes se arrepienten de sus pecados. Yo hice que el perdón fuera disponible para cada uno. Toma coraje, acércate a mí, confiesa tus pecados a través de un sacerdote ungido por mi Iglesia. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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