Año B- Quinto Domingo de Cuaresma
20 Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta.
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.![]() Yo le pedí a mi Padre Celestial que glorificara su nombre, entonces mi Padre respondió diciendo: “Yo lo he glorificado, y lo glorificaré de nuevo.” Aquellos que escucharon la voz pensaron que estaban escuchando truenos, algunos pensaron que un ángel me estaba hablando. Mi Padre hizo que se sintiera su presencia para darle fe a los no creyentes, para testificar de que Yo era el Hijo del Dios vivo, su Eterna Palabra que tiene que se escuchada, para que cada uno pueda ser salvado. La hora había llegado par que el Hijo de Dios fuera glorificado, pero era difícil que ellos entendieran que Yo tenía que morir para ser glorificado como el Salvador del mundo, aquel que da la vida eterna a quienes están muertos en sus pecados. Yo ilustré como, a menos que un grano de cebada caiga a la tierra y muera, permanece solo un grano; pero si muere, da mucho fruto. De la misma manera Yo tuve que sufrir y morir por los pecados de la humanidad, para que con mi propia muerte Yo destruyera el pecado, el demonio y la muerte, para poder así compartir el poder de la resurrección con cada uno que me sigue. Yo dije, aquellos que aman su vida la perderán, y aquellos que odian su vida en este mundo, por causa mía, la conservarán para la vida eterna. El hombre que ama su vida y vive para la carne y los placeres de este mundo perderá su vida. El hombre que mortifica sus sentidos por causa de su alma, que se niega a si mismo y lleva la cruz de mi voluntad, saboreará la vida eterna como su recompensa. Querida alma, si tu verdaderamente me amas, no tengas temor de la muerte. La muerte es la puerta a la vida eterna y Yo estoy allí esperándote para recibir tu alma y bendecirte por toda la eternidad. Por eso vive tu vida con desprecio por el mundo, purifícate a ti mismo con pensamientos celestiales, aspira a poseer el reino de los cielos en tu corazón, acepta la voluntad de Dios y reza constantemente porque tu liberación está cerca. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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