Año B- 20° Domingo en tiempo ordinario
51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.Yo soy la comida celestial que ha bajado del cielo para alimentar el cuerpo espiritual o sea el alma. He venido al mundo a ofrecer mi carne como comida y mi sangre como bebida, un concepto que la mente humana asocia con el canibalismo. Esta nueva enseñanza creó confusión entre aquellos que me escucharon por primera vez dudando de mi santa palabra, por eso muchos de mis seguidores decidieron rechazarme.Yo, la palabra de Dios, por obra del Espíritu Santo, me encarné y me hice hombre en las entrañas de la Virgen María; esto en si, es un gran milagro de Dios, luego me ofrecí como la comida del alma, que garantiza la resurrección y la vida eterna, el milagro más grande que yo hice y continúo haciendo. Después me sometí a la muerte en la cruz como sacrificio para el perdón de los pecados, cumpliendo de esta manera mi misión como Salvador de liberar a la raza humana. Con toda potestad en la última cena, consagré mi cuerpo como comida y mi sangre como bebida, al instituir el Sacramento de agradecimiento por el perdón de los pecados - La Eucaristía. Afirmé con mi autoridad como Palabra de Dios, que Yo soy el pan de la vida, que este pan es mi cuerpo y que mi carne es verdadera comida; que el vino consagrado es mi sangre la cual es verdadera bebida, y que al hacer esto en memoria mía, al comer y beber de mí, ustedes están alimentando el alma para la vida eterna. Lo dije varias veces, no porque mi palabra necesite ser repetida para cumplirse, sino porque ustedes son demasiado duros de corazón para entender y porque Yo quería que esto quedara totalmente claro, puesto que el banquete enviado desde el cielo para la salvación humana tuvo un precio muy grande que fue mi muerte en la cruz, con la cual completé mi misión redentora. La comida física es necesaria para el sustento del cuerpo físico, Yo vine a enfatizar la existencia del alma y a proveer el alimento para su sustento. Dios creó el universo y lo sostiene con su amor a través del poder del Espíritu. Dios creó el hombre con un espíritu puro en el Paraíso, pero el pecado lo enturbió y causó la muerte, por esta razón Yo he venido a ofrecer la vida eterna, perdonando los pecados y ofreciéndome en comida para la vida del alma. El que coma de mi cuerpo y beba de mi sangre vivirá para siempre. Yo le resucitaré en el último día y le participaré el gozo de mi Reino. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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