Año B- 31o Domingo en tiempo ordinario
33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.
Inspiración del Espíritu Santo - Desde el Sagrado Corazón de Jesús.![]() Como hombre Yo sentí la tentación de rechazar este cáliz de sufrimientos. Le oré a mi Padre tres veces, pero haciendo su santa voluntad permití que ocurriera todo como Él lo había dispuesto. A la hora de la muerte sufrí el rechazo de toda la humanidad que despreció mi sacrificio. Sentí el abandono de todos los seres humanos cuando están en el pecado y me dan la espalda. Tuve mucha frustración por todos aquellos que no valoraron mi trabajo salvador y sentí el abandono de mi Padre. Todos los seres humanos están sujetos a la tentación de rechazar la voluntad de Dios, sin embargo Yo he venido a dar testimonio de la abnegación, la humildad y la perfección del amor que consiste en amar a Dios hasta llegar al sacrificio personal. Es precisamente por no hacer la voluntad de Dios que toda persona que rechaza la cruz, siente como si esta se vuelve mas pesada y se agranda a través del sufrimiento. Aquellos que con sabiduría aceptan la voluntad de Dios, sienten un gozo especial cuando tienen cualquier adversidad porque han entregado sus vidas a la voluntad divina y entienden que Dios tiene control absoluto de todo lo que ocurre, especialmente lo que concierne al mundo espiritual que no es temporal como el sufrimiento sino que se extiende a la vida eterna. Cada cruz tiene como recompensa una corona, cada sufrimiento tiene un premio espiritual. Muchas adversidades permiten que el alma consiga el perdón, la humildad, la perseverancia, la fortaleza y la sabiduría, cosas tan importantes en el camino espiritual. El velo del Santuario del Templo se rasgó en el momento de mi muerte como un signo de desaprobación del sacrificio de animales para expiación de pecados, implementando de esta manera la nueva alianza entre Dios y los hombres en la cual Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, el cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Con mi poder divino entregué mi vida para ser la salvación de la humanidad y continúo dando mi vida a todos los que me reciben en el sacramento de la Sagrada Eucaristía. Para aquellos que mueren conmigo tengo el regalo de la resurrección y la vida eterna. Autor: José de Jesus y María Lista de
Homilias - Evangelios Catolicos
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