El Trabajo de Dios

Encuentro con Jesus 15 - Que es la Adoración

Encuentro con Jesus 15 - Que es la Adoración

Autor: José de Jesús y María
Encuentro con Jesus 15 - Que es la Adoración

Encuentro con Jesús 15

Gloria a Dios que nos regala la vida y nos ha traído de nuevo a este Encuentro con Jesús.

Muy queridos hermanos y hermanas nos sentimos muy contentos de reunirnos de nuevo con Jesús y María.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Entremos en comunión con Jesús, para esto pediremos perdón y luego alabaremos a Dios por sus grandezas, le adoraremos y leeremos el evangelio. Nuestro buen Jesús nos explicará su Palabra. Hoy vamos a hablar de la Adoración.

Al final haremos una oración de liberación y sanación.
Invocamos tu Espíritu Santo Señor, para que nos ilumines y nos des tu Palabra, para que nos abras el corazón y nos permitas recibir el regalo que nos vas a dar.

Somos pecadores

Señor Jesús. Con humildad empezamos pidiéndote tu perdón, ya que somos imperfectos y te ofendemos, pero tu eres Misericordia Infinita.

Señor Jesús, tu estás en la cruz sufriendo los mas terribles dolores por causa de nuestra desobediencia.
Nos arrepentimos y venimos ante ti con un corazón humillado y contrito, seguros de que nos perdonarás y nos darás tu paz.

Danos el regalo de la contrición perfecta para no caer en la complacencia y el descuido espiritual.
Pues es meditando tu pasión que conocemos tu gran misericordia y alcanzamos a entender el daño tan grande que te hizo nuestro pecado.

Así mismo rezamos por nuestros hermanos, pidiendo la gracia de que se arrepientan y escuchen el llamado de la conciencia. Tanto para ellos como para nosotros pedimos la gracia de no ofenderte más.

Alabemos al Señor

Alabanza, alabanza, alabanza para ti Señor, alabanza claman nuestras almas porque tu eres grande y poderoso.

Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas y a todas les abres tus manos y las sacias con tu bondad.

Tu Gloria se refleja en toda tu creación, desde las criaturas más pequeñas hasta las más grandes, tu belleza está allí, tu Presencia le da vida a todo.

Los seres humanos viven alimentándose de la esperanza, porque sabemos que tú nos has creado para tu Placer y tu Gloria.

Cada día que nos das es un montón de bendiciones, brillas la luz del sol como con alegría celestial para iluminarnos y darnos vida, toda la creación se regocija porque siempre estás sonriéndonos con tu compañía.

Bendito y alabado seas Señor que nos amas tanto y permites compartir tu amor en nuestro corazón.

Demos gracias al Señor - Encuentro con Jesús 15

Cuantos nos amas Señor, que nos colmas de bienes diariamente. Gracias Señor porque tu bondad es como una fuente sin fin.

Gracias Padre Santo, padre bueno, papito Dios, porque nos has creado y somos tu hijos. Gracias porque no te olvidas de nosotros y siempre estás dispuesto a escucharnos y ayudarnos en nuestra necesidad.
Gracias Padre Santo por habernos enviado a tu hijo Jesús para que nos diera la Salvación y para que nos abriera las puertas a la vida eterna.

Gracias Señor Jesús por tu amor generoso que llegó hasta el punto de hacer que entregaras tu vida por nosotros en la cruz a pesar de los grandes tormentos que tuviste que sufrir.

Gracias Espíritu Santo porque nos acompañas con tus inspiraciones, con tus dones y con tu santificación.

Gracias Señor porque en tu bondad nos das y nos das y no paras de dar.

Adoremos al Señor

La alabanza y el agradecimiento nos llaman a adorarte Señor.
Danos Señor la Gracia para adorarte en Espíritu y en Verdad. Para elevar fervorosamente nuestras almas y espíritus a tu trono celestial y poder allí unirnos al fuego de adoración de los serafines y de toda la corte celestial.

Santo, santo, santo eres Señor, Dios de dioses, Santo de los santos, Nombre de los nombres, Espíritu de los espíritus, Poder de poderes, Rey de Reyes, Señor de Señores, Sabiduría de las sabidurías, Amor de los Amores, Paz de las paces.

Llenos están el Cielo y la tierra de tu Gloria, Hosanna en las alturas. Bendito el que viene en el nombre del Señor.

Te adoramos Señor en el Cielo, en la tierra, en los sacramentos de la Iglesia, en nuestros corazones y en todos los templos de tu espíritu, te adoramos en cada hostia consagrada, en la santas misas pasadas, presentes y futuras, y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Invocación del Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo, Gloria del Padre y del Hijo, esposo de las almas, Amor Divino que ardes con deseo de poseernos.

Ven Espíritu de Paz, Espíritu que nos unes al Padre y al Hijo, Espíritu de Amor que lo une todo para la Gloria de Dios.

Ven Espíritu Santo, desciende desde los cuatro vientos y entra en estos huesos nuestros, entra a dar vida, entra a resucitar lo que se encuentra muerto por el pecado, entra con tu aliento de vida llenando las almas de arrepentimiento y dolor del pecado, entra con tu luz a revelar nuestra oscuridad.

Entra Espíritu Santo con tu calor para que saques nuestra frialdad e indiferencia, tu que eres el amor, enséñanos a enamorarnos de Dios.

Ven Espíritu de la vida, sana nuestras dolencias del cuerpo, la mente y el alma.

Ven Divino restaurador, para que restablezcas la imagen que Dios puso en nosotros pero que hemos destrozado con el pecado.

Ven Belleza Divina, saca todo lo feo que encuentres en nosotros, muéstranos tu belleza y cautívanos para ser tuyos.

Ven Espíritu de alegría y gozo divino, anima nuestras almas para que nos regocijemos en tu Presencia.

Ven Espíritu Santo, entrona la Divina Voluntad, la Palabra de Dios y tu Amor Infinito en nuestras almas.

Palabra de Dios - Lectura del santo evangelio según san Lucas - Capítulo 4: versículos 21-30

Evangelio explicado por Jesús

Encuentro con Jesús 15 - Sobre la Virgen María

Madre purísima. ¿Qué sería de nosotros si tu no existieras? ¿Quien nos podría salvar si el Señor no hubiera sido tu hijo?

Bendita seas Madre Santísima, Virgen María madre de Jesús y madre nuestra.

Tu conquistaste el corazón de Dios. El Padre vino a hacer su morada en tu corazón, el Hijo vino a morar en tu vientre y el Espíritu Santo se esposó con tu alma. Oh madre Santísima, que hermosura creó Dios para si mismo y para todos nosotros sus hijos.

Tu eres el Trono de la Santísima Trinidad, tu eres la única criatura que tiene esa relación íntima y perfecta con Dios el Padre como Hija perfecta, con Dios el Hijo como su madre legítima, y la esposa del Espíritu Santo que concibió la Palabra de Dios en tu vientre.

Oh madrecita santa, te necesitamos, tu eres nuestro auxilio y protección, no te separes de nosotros, llénanos de tu Gracia.

Jesús Eucaristía

Oh deseado Emanuel, Dios con nosotros. ¿Quien hubiera pensado en el Antiguo Testamento que tú Señor serías nuestro diario pan de la Vida?

Bendito seas Señor Jesús, por tu Misericordia infinita. Tanto amaste al hombre que como Palabra de Dios que viniste a rescatarnos.

Nos diste primero a Dios como nuestro Padre, luego te entregaste como comida para nuestras almas y perpetuaste tu sacrificio de la cruz a través del Sacerdocio. Así nos alimentas diariamente con tu Palabra y con tu cuerpo. También nos diste como regalo a tu madre santísima.

Entregaste toda tu humanidad y toda tu divinidad en una simple hostia que al ser consagrada contiene lo que todo el mundo no puede contener. Gracias Señor por permitirnos entrar en comunión contigo en el Sacramento de la Sagrada Eucaristía.

Que todos te adoremos en tu Presencia Eucarística.

Tema de este día - La Adoración

La adoración es la perfección de la oración. Si en la oración pedimos y nos encontramos contigo Señor, en la adoración entramos a vivir en ti.

En la oración aprendemos a amar a Dios con el cuerpo o sea en la oración vocal o leída o escuchada. Le amamos con la mente porque meditamos lo que oramos y utilizamos la razón y el entendimiento. Le amamos con las potencias del alma cuando ardemos con fervor y hacemos oraciones vivas que salen del corazón y no de los labios. Le oramos a Dios en el Espíritu cuando nuestra oración nos absorbe y la vivimos de tal forma que entramos en contemplación.

Igualmente nuestra adoración debe hacerse con todo el cuerpo, la mente, el alma y el Espíritu.
Se entiende por adoración una veneración o respeto que llega más allá de lo normal. Aun en la tierra muchas personas adoran a otras y les dan un culto especial en el cual hacen genuflexión, se arrodillan, besan las manos, la cara y se abrazan. Ritos paganos que exageran la posición social de algunos seres humanos. Pero todo esto es paganería, ¿Cuántas de esas personas solo lo hacen por cumplir un requisito? Y cuando se trata de Dios no le dan a Dios lo que es de Dios.

Dios es el único ser que merece adoración sobre todas las cosas creadas en la tierra y en el Cielo.
Dios es el único ser digno de Alabanza continua, Agradecimiento, Honor, Poder y Gloria. Pues Dios lo ha creado todo y sin el la criatura no existe, por eso debemos de darle la adoración que merece.
Nadie ha visto a Dios pero si sabe que siendo el autor de la creación nos puede ayudar, por eso la oración nos comunica con Dios y nos permite tener esos diálogos que todos tenemos para conseguir más y más de Dios.

Pero el sentido de la oración se puede convertir en algo muy egoísta, primero porque la mayoría de la oraciones son peticiones. Segundo porque los seres humanos piden más por sus necesidades y se olvidan de pedir por los demás.

Entonces la oración debe estar muy balanceada, dándole en primer lugar gracias a Dios, alabanza, exaltación y adoración. Luego después de haberle dado ya estamos en mejor posición de pedir. Y sin embargo el mismo Señor nos dice: “Buscad primero el Reino de los Cielos y todo lo demás se os dará por añadidura.”

El Señor nos llama a confiar en la Divina Providencia y mientra le alabamos por su grandeza, Él permite que fluyan sus bondades al mundo, y con la adoración nos abre esas compuertas celestiales de par en par para que no nos falte nada.

El regalo más precioso que le da al hombre como virtud es el conocer su Divina Voluntad.

Pues por la voluntad humana contaminada por el amor propio, el hombre sufre, porque trata de satisfacer todos los llamados de su propio “Yo”, se hiere fácilmente y se convierte en un ser egoísta que ofende a Dios continuamente.

Cuando el hombre empieza a vivir la voluntad de Dios, todo lo que hace se santifica, entonces en vez de pedirle a Dios, se concentra más en darle gracias por todo lo bueno o no tan bueno que le llegue a su vida, pues reconoce que todo viene de Dios. Y así, en medio de ese agradecimiento y alabanza empieza a hacer la Voluntad de Dios, que después de todo es el propósito por el cual Dios le ha creado.

Cuando se vive el primer mandamiento de la Ley de Dios, este lo abarca todo, este motiva al hombre a amar a Dios por lo que Dios es, no por lo que pudiéramos esperar, así amándole sobre todas las cosas, nada de la tierra nos puede importunar si lo tenemos o no lo tenemos, amándole sobre todas las personas nadie nos puede herir ni ese amor por las personas nos puede herir en caso de que fallase. Nada ni nadie entonces nos crea apegamiento y así ya le podemos amar sobre todas las cosas y personas. Luego le amamos con todo el corazón, ese templo del Espíritu de Dios lo consagramos como su Recinto Celestial en la tierra y no permitimos que nada impuro entre en nosotros, no consentimos los ídolos del mundo como el dinero, los deportes, las diversiones, las pasiones carnales, el orgullo y muchas otras cosas que no pertenecen al corazón, son cosas que nos afectan a veces pero su lugar temporal solamente es la mente no el corazón.

Y le debemos de amar con toda la mente, y por eso allí no deben de durar mucho los pensamientos sobre las cosas temporales, debe haber más tiempo para la meditación y la razón sobre las cosas espirituales y la necesidad de vivir en la Presencia de Dios.

Si es cierto que vivimos en el mundo y no tenemos más donde pararnos, pero el mundo pasará, en cambio la Palabra de Dios nunca pasará y así debemos de recordar constantemente que somos ciudadanos del Cielo en exilio, pero nuestra liberación se acerca y pronto partiremos para nuestra casa Celestial y Eterna en el Gozo del Padre que nos ha creado para su placer y su Gloria.

La adoración es entregarnos en alabanza y contemplación al Señor verdaderamente presente con nosotros. Pues en el Espíritu Él siempre nos escucha en cualquier momento y en cualquier lugar.
Cuando recibimos el Señor en la Sagrada Eucaristía, nos convertimos en custodias vivas de la Presencia Eucarística de Jesús, este es el mejor momento para expresar nuestra adoración. Y si le adoramos constantemente, Él no se va a retirar de nuestro corazón y así podemos adorarle en todo momento.
En nuestra adoración debemos unirnos a la Virgen María, a los ángeles y a los santos para que ellos nos ayuden y así podamos hacer una verdadera adoración en Espíritu y en Verdad.

Vivamos para adorar a Dios y adoremos para vivir en Él.

Oración de sanación

Señor Jesús, tú diste tu vida por nosotros en la cruz. Venimos ante tu Sagrada Humanidad crucificada, te pedimos perdón por nuestros pecados y venimos humildemente a suplicar el perdón de todos los pecadores y a pedirte que nos sanes en el cuerpo, la mente y el alma.
Ven entonces Señor, pasa por nuestra vida, desde nuestra concepción en el vientre materno, entra y pasa bendiciendo, sanando, liberando, purificando y santificando.

Báñanos con tu Preciosa Sangre y límpianos de toda mancha, libéranos de toda atadura, cadena, lazo o compromiso con el demonio, libéranos de la esclavitud del pecado.

Perdona todo resentimiento, todo pecado, limpia toda culpa.

Pasa sanando todos nuestros familiares incluso las generaciones anteriores, también todos los vivos y difuntos, pasa limpiando toda relación que hemos tenido con otros seres humanos.

En tu santo nombre pedimos liberación y sanación, recibe Señor en tu cuerpo crucificado todas nuestras dolencias, problemas, necesidades, enfermedades, carencias económicas y todo lo que nos aflige. Por tus Santas Llagas somos sanados. Recibe entonces nuestros deseos y conviértelos en tus deseos, en Divina Voluntad.

Señor encárgate de todo. Te lo pedimos por la intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra madre dolorosa co-redentora del mundo y por tus Santas Llagas, Sangre, Agua, Dolores, Lágrimas y Angustias y las de tu Madre Santísima.

Te adoramos Señor. Bendito, alabado, adorado y glorificado seas por siempre Señor.

Gracias hermanos y hermanas por haber participado de este Encuentro con Jesús; que crezcamos entonces en Adoración y el Señor nos llene de su Espíritu Santo. Amén.

Tú que me escuchas, participa este programa, evangeliza, es parte del llamado de Dios. Cada uno de nosotros debemos ser un Cristo para los demás.

Que el Señor te bendiga y te guarde, que te llene de su luz y de su Gracia, te muestre su rostro, te de la santidad y te llene de Paz.

Amén.


Terminamos con la bendición del Padre Ricardo, párroco de la iglesia de San Francisco.

Encuentro con Jesús 15


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