Meditaciones Eucarísticas  -  Domingo 07/09/2014     lista

Todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo

Todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo - Meditaciones Eucaristicas

Mateo 18 15 «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.16 Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos.17 Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano.18 «Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.19 «Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos.20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»

Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas, tú con él.
Nos llama el Señor a ser guarda de nuestros hermanos, a proclamar la buena noticia que llama al arrepentimiento y conversión, a velar por nuestros hermanos con caridad y misericordia. La Iglesia nos llama a corregir al que yerra. Pero como no queremos confrontaciones muchas veces dejamos que pase el pecado aún en nuestra propia casa, nos parece que al encararnos al pecado en nuesrtros hermanos nos ponemos en riesgo de perder su amistad y comprometemos el deseo de Dios de que nos arrepintamos.

En el libro del Profeta Ezequiel el Señor le pide al profeta que sea el centinela del pueblo de Israel, que le advierta tanto al justo como al malvado cuando pecan, que los motive a cambiar sus caminos, le dice que si no lo hace le va a cobrar cuentas a Él.
Igualmente quiere el Señor que cada uno de nosotros tengamos esa responsabilidad con el hermano, que no cayemos la boca ante el pecado para no convertirnos en cómplices y participar de su desgracia.

Y como reprendía el Señor a los pecadores?
Recordemos que en su encuentro con la Samaritana, el Señor no miró sus pecados primero, antes le habló de su sed. El Señor tiene sed de almas y cuando nos encontramos con él, su misericordia viene antes que su justicia. Y aunque el Señor lee la oscuridad y maldad del alma, de antemano Él ya tiene la sanación prevista para todo el que se le acerca.

Cuando el Señor vió a Zaqueo en el árbol, el vió toda su maldad y sabía quien era, pero como Zaqueo quería llamarle la atención, pués tenía síntomas de arrepentimiento y deseos de encontrarse con el Señor, este a su vez le respondió pidiéndole que lo dejara estar con él en su casa y la salvación entró entonces a su alma, pues se arrepintió y prometió devolver dinero a todos aquellos de quienes se había aprovechado.

Cuando el Señor se encontró con María Magdalena, aún viendo el juicio de los escribas y fariseos que querían apedrearle por haber sido encontrada comentiendo adulterio, Jesús no acusó a esta mujer de sus pecados, más bien nos recordó que todos somos pecadores y no tenemos derecho a juzgar. Y le dijo después, vete y no peques más.
Jesús quiere encontrarse con cada uno de nosotros, el desea que aprendamos de su amor. Esa persona que se encuentra en pecado y que está cerca de nosotros está cerrando la puerta de su alma al Señor. Nuestra tarea es hablarle del amor de Jesús por ella, es decirle que Jesús dió su vida por sus pecados y quiere que ella vuelva al camino para que se pueda salvar.
Como bautizados tenemos la misión de predicar el evangelio y llevar la buena noticia a los demás. Debemos de canalizar nuestras conversaciones en el amor de Dios que lleva al arrepentimiento para que muchas almas se puedan salvar.
En este evangelio el Señor desea que pongamos mucha intensidad en nuestro deseo de salvar un alma en pecado, que lo hagamos hablar con un sacerdote y que luchemos hasta que se convierta. Si no lo logramos pues debemos de rezar continuamente por su conversión.

Pues cuando atamos nuestra oración a las necesidades de una persona, esta oración ata nuestra intención en la tierra y en el cielo, cuando igualmente desatamos algo, por ejemplo un resentimiento que teníamos con alguien, este queda también desatado en el cielo y todos tenemos acceso a la paz y el perdón de Dios.

Cuando dos o más personas, nos reunimos en el Santo nombre del Señor, nuestra oración toma un poder muy grande porque Jesús está con nosotros y siempre accede a los buenos deseos hechos en la justicia y la misericordia.
Que tan importante es reunirnos en grupos de oración para poder canalizar todas nuestras voluntades en una, como de fuertes son nuestras oraciones cuando las hacemos unidos a la Virgen María, nuestra madre que intercede con tanto amor y ternura como lo hizo en las bodas de Caná consiguiendo el primer milagro público del Señor.

Debemos suponer que muchas almas están envenenadas por el pecado, y que nosotros somos como responsables doctores que llevamos la medicina de la salvación en nuestra palabra y en nuestra oración.

Todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo

Habla el Señor:
117 Reza muy preocupado 25-Sep-95
Jesús:
Hijo mío, mira alrededor, mira esta humanidad. La mayoría de la gente está ciega, están tan lejos de mi Camino. Están perdidos.
Ellos me necesitan, pero no me quieren. ¿Como podemos traerlos de regreso? Pues bien, por eso es que Yo te pido que reces por ellos, para que vuelvan a Mí y sean salvados.
Hay solo una cosa que tú puedes hacer:...ORACIÓN.
Hazte responsable por todos ellos, hazlos tus hijos, siente el amor de un padre por ellos, ámalos también como hermanos y amigos. Reza muy preocupado por ellos, de esta manera tus oraciones normales se volverán muy poderosas con mi ayuda sobrenatural.
Solamente la oración puede salvarlos, tráelos de regreso a mi Sagrado Corazón mientras das tu vida por ellos a través de tus oraciones.
Esto es verdaderamente amarsen los unos a los otros como Yo los he amado.

Notas:


Fecha del encuentro, Jueves  04/09/2014

Todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo

Autor: José de Jesús y María

 

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