Espíritu Santo - Milagros - Poder de lo Alto

Espíritu Santo - Milagros - Poder de lo Alto - Dios el Hijo

Dios el Hijo

Dios el Hijo - Hijo de María -
Dios habló a través de los Profetas y predijo la liberación de toda su gente, prometió una nueva forma de vida, algo similar a la primera liberación de los Israelitas de la esclavitud de los Egipcios.
Cuando llegó el tiempo predispuesto de acuerdo a la Divina Providencia, el esperado Mesías vino al mundo, nacido de la Santísima Virgen María y concebido por el Poder del Espíritu Santo
Él no vino con el esplendor y la grandeza que nosotros asumiríamos para un evento sin precedente como este, Él vino sin anunciarse, excepto a la Virgen María y San José. No fue bienvenido entonces, tal como no lo es ahora. La Virgen con el niño y San José buscaron alojamiento por todas partes, golpearon muchas puertas pero fueron rechazados.
Esta santa virgen regalada especialmente con la Gracia de Dios y este Hijo de María quien es Dios, continúan siendo rechazados por tanta gente, aún ahora.
Él nació en una cueva fría, la cual asemeja los corazones de los hombres fríos en la fe, nació en pobreza total, la cual Él espera de aquellos en quienes el nace espiritualmente, significando esto el desapego del materialismo y todas las cosas mundanas. Nació en una noche silenciosa, desconocido para todos excepto para algunos humildes pastores y tres hombres sabios, los reyes magos, hombres de otras culturas a quienes les fue otorgado el conocimiento de este evento.
Jesús el Hijo de Dios ha venido a salvar a los humildes, los pobres; a aquellos que aceptan su Sabiduría, no la del mundo. Ha venido a aquellos que aceptan que están enfermos y necesitan su sanación, ha venido silenciosamente a aquellos que rechazan el mundo y deciden venir a Él, ha venido a todos los que aceptan su humanidad al igual que su Divinidad, por eso el viene con mucho cariño a todos los que aceptan a María con la dignidad de Madre de Dios y también como nuestra madre celestial.
El vino proclamando la Buena Nueva del Reino de los Cielos, pidiendo a todo el mundo el arrepentimiento, que se alejaran de la maldad y vinieran a Dios a través de Él. [Mateo 4:17] Nos dijo: Nadie puede venir al Padre sino a través de Mí. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida [Juan 14:6] Como gran maestro, nos enseño como vivir para Él y como amar a Dios amando a los demás.
Finalmente murió por nuestros pecados, sufriendo la más horrible muerte, experimentando los más crueles dolores e hizo todo esto desde su Amor Infinito para nosotros los pecadores. Resucitó al tercer día teniendo su victoria sobre el pecado y la muerte.
Fundó SU Iglesia sobre uno de Sus Apóstoles, Pedro la roca. Le dio a los apóstoles y a su Iglesia el poder de perdonar los pecados, instituyó los Sacramentos como encuentros personales con Él.
El Bautismo es el Sacramento de iniciación, a través de el entramos en Jesucristo Hijo de Dios y morimos en su resurrección.
La Confesión o Penitencia es el Sacramento de sanación interior y por orden de Cristo resucitado [Juan 20:23] confesamos nuestros pecados y obtenemos la absolución.
La Eucaristía es un memorial de su muerte por medio del cual anunciamos su muerte y proclamamos su resurrección. Cuando recibimos la Sagrada Eucaristía o Sagrada Comunión, comemos el verdadero cuerpo de Cristo y bebemos su verdadera sangre [Juan 6:53].
Nosotros también encontramos al Señor en el Sacramento de la Confirmación, que consiste en la imposición de las manos del Obispo sobre la cabeza de uno para que confirmemos nuestra fe y recibamos el Espíritu Santo de manera especial.
El Sacramento del Orden acepta oficialmente los nuevos Sacerdotes de la Iglesia.
El Sacramento del Matrimonio une a un hombre y una mujer sacramentalmente en matrimonio.
También existe otro Sacramento que es la unción de los enfermos.
Jesús es nuestro Señor, nuestro Dios, nuestro Salvador, el Mesías, el Redentor, el Rey de Reyes, el Alfa y el Omega, el Buen Pastor, y mucho más. Jesús es Dios, Jesús reina, Jesús está vivo.
Él no nos dejó huérfanos en efecto nos dejó a su madre para que sea nuestra madre [Juan 19:27], también nos envió el Espíritu Santo quien es Su Espíritu y el Espíritu del Padre para que se quedara con nosotros enseñándonos, consolándonos y haciéndonos gritar Abba que quiere decir Padre.
Podríamos escribir muchos libros acerca de Jesús, pero el propósito de este trabajo es enseñarnos principalmente acerca de sus regalos para nosotros, el Espíritu Santo.

Autor: José de Jesús y María ©

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