Espíritu Santo - Milagros - Poder de lo Alto

Espíritu Santo - Milagros - Poder de lo Alto - Compartiendo el Poder de Dios

Compartiendo el Poder de Dios

Parece ambicioso concebir una idea como esta en nuestras mentes, pero eso precisamente es de lo que se trata este tema. Dios es absoluto, todo Poderoso, todo Amoroso, todo Misericordioso y todo Amable. Él nos ha hecho en Su imagen; por eso somos sus hijos, con el potencial de volvernos como Él.
Si nos encontramos en estado miserable ante Él, es porque así lo habemos escogido, Él nos ha dado el camino para que nos transformemos en Sus amados hijos, por eso si escuchamos Su voz y aprendemos, podemos disfrutar de las buenas cosas que nos ha preparado en este mundo y en el que ha de venir.
Aunque este libro contiene muchas connotaciones religiosas, lleva la intención de mostrarnos que no tenemos que ser santos para disfrutar las buenas cosas que Dios ha provisto para nosotros. Va a ser un despertar a las probabilidades de éxito que se pueden encontrar si nos aliamos con Dios y seguimos su dirección para llevar a cabo lo que es humanamente imposible.
El Poder de Dios es algo más allá de nuestra mente. Dios tiene el Poder de materializar cualquier deseo, ya sea físico o espiritual. Él creó el mundo para nosotros Sus hijos, y nos ha creado para que le conozcamos, le amemos y le sirvamos. De alguna manera nos creó para que seamos Sus templos, Su casa, y ese es el concepto que con el cual debemos de estar muy familiarizados.
Para complacer a Dios y cumplir Sus deseos para nosotros, es precisamente la clave a una vida llena de éxito y felicidad, puesto que Nuestro Padre Dios nos creó para ser felices y disfrutar su creación.
Cuando conocemos verdaderamente a Dios como quiere que lo conozcamos, descubriremos que Él ha estado escondido tan solo en nuestra indiferencia y que Él se revelará a nosotros en la misma proporción que nos abramos a Él.
Una vez que comencemos a amar verdaderamente a Dios correspondiéndole a Su propio Amor, entonces empezaremos a recibir abundantemente de la misma manera que cualquier hijo recibe de un padre rico y bueno aquí en la tierra.
Y también hemos sido creados para el propósito de servirle a Dios. Cuando verdaderamente le servimos, obedeciendo sus mandamientos y amando a nuestros hermanos entonces empezaremos a cumplir nuestra función como verdaderos Hijos de Dios.
Así pues que siguiendo estos tres principios de conocer, amar y servir a Dios, podemos realmente volvernos Sus amados hijos, quienes pueden pedir y recibir por esta es la ley divina.
Le dedicaremos más tiempo a estos tres principios para poder tener más conocimiento de Dios y para que podamos experimentar Su Amor a plenitud y así aprendamos a vivir por Su Divina Voluntad.

Autor: José de Jesús y María ©

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