Espíritu Santo - Milagros - Poder de lo Alto

Espíritu Santo - Milagros - Poder de lo Alto - Sanación - Milagros

Sanación - Milagros

La sanación toma lugar cuando tenemos un cambio de corazón y nos arrepentimos, cuando le rezamos al Señor y le pedimos su Misericordia. El Señor es Dios que nos sana [Éxodo 15:26].
La sanación solo puede acontecer después del arrepentimiento y el perdón. Este es el obstáculo de muchos que buscan ser sanados, la razón es que pueden todavía tener algún resentimiento en contra de alguien, en contra de ellos o en contra de Dios.

El Señor sana primero el alma, después el cuerpo [Mateo 9:2-6] como recordamos en la sanación del paralítico.
Cuando nos referimos al regalo de la sanación, hablamos de gente que tiene el regalo de orar por la sanación de otros y de la respuesta del Señor sanándolos.
Aquellos que se ocupan de esta clase de oración de intercesión, tienen que rezar fervientemente al Señor para que perdone los pecados de la persona enferma. Si uno puede traer una persona al arrepentimiento de sus pecados, entonces hay una gran posibilidad de sanación.
Tenemos que ser proclamadotes del arrepentimiento, sin miedo de crítica. Tenemos que aconsejarle a la gente que vayan a la confesión cuando pecan o por lo menos una vez al mes, para que no pierdan el sentido del pecado.
Cuando rezamos por otra persona, debemos de traer esa persona ante el Señor en humildad y contrición las cuales son las puertas a su Presencia, debemos de pedirle a la persona que viva las oraciones, debemos confesar nuestros pecados al Señor y pedir su perdón. Debemos perdonar a todas las personas de nuestra vida, aún aquellos que no recordamos. Tenemos que agradecerle a Dios el Padre por el regalo de su Hijo, a quien confesamos ser nuestro Señor, Dios y Salvador. Le rezamos al Padre en el nombre de Jesucristo su Hijo. Tenemos que rezar para que la Preciosa Sangre de Jesús libere la persona de todos los espíritus malignos. Tenemos que pedir a través de los méritos de los sufrimientos, agonía y muerte de Nuestro Señor Jesucristo y por el poder de sus Santas Heridas. Deberíamos siempre pedir la intercesión del Inmaculado Corazón de María y pedir a través de los méritos de sus santas lágrimas.
La persona por quien rezamos debe renunciar a satanás, el mundo y todas las cosas que llevan al pecado. Todas estas oraciones son sometidas a la voluntad de Dios, todo depende de su voluntad, no la nuestra. Al final de nuestras oraciones debemos agradecerle a Dios por responder nuestra oración, tenemos que creer que el Señor nos está concediendo nuestra petición porque nuestra confianza en El es el recipiente de su misericordia. Concluimos nuestras oraciones con alabanza y adoración.
Después de las oraciones, debemos de presentar estas peticiones al Señor cuando lo recibamos en la Sagrada Eucaristía y debemos pedirle que las cubra con su Preciosa Sangre.
Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre. El está verdaderamente presente con nosotros, especialmente cuando proclamamos su Palabra [Marcos 16:20].
Muchos milagros han ocurrido en nuestro humilde ministerio siguiendo estas humildes oraciones anteriores. Gracias a Dios!

Autor: José de Jesús y María ©

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