Cuaresma, ayuno - Preparación para Semana Santa - Pascua

Cuaresma, ayuno - Preparación para Semana Santa - Pascua

Cuaresma, ayuno - Preparación para Semana Santa - Pascua


Introducción    Preparación     El ayuno    El mundo    La carne    El demonio    La Confesión    La Sagrada Comunión    Examen de consciencia


Introducción 

La Santa  Madre Iglesia nos recuerda que es tiempo de la Cuaresma. Un tiempo cada año que corresponde a los cuarenta días antes del Domingo de Pascua, un tiempo de preparación espiritual que culmina con la Resurrección de Nuestro Señor. 

Moisés ayunó por cuarenta días antes de recibir los Diez Mandamientos, Jesús ayunó también por cuarenta días después de su bautismo antes de comenzar su ministerio público. Deberíamos por lo menos de hacer algo especial para conmemorar la vida, pasión, muerte y resurrección de Nuestro Salvador, durante este tiempo del año. 

La Iglesia marca en su calendario este tiempo del año como una oportunidad para venir de regreso a Dios, a través de un periodo de abnegación, sacrificio, penitencia, oración y compromiso con El.  

Preparación 

Es una obligación para los Católicos ir a la confesión o atender la Santa misa por lo menos una vez al año; el mejor tiempo para hacerlo es en la Pascua o en la Navidad.  

La Cuaresma es un periodo especial de arrepentimiento, marcado por los Sagradas Escrituras como un tiempo para ayunar y llorar por nuestros pecados, para hacer reparación y para decirle a todo el mundo que se recoja en oración. (Joel 2:15) 

Jesús fue al desierto por cuarenta días donde fue tentado tres veces por el demonio (Mateo 4:1). Nuestras vidas son desiertos espirituales donde somos bombardeados por la tentación en muchas formas, en realidad somos tentados por los tres enemigos mortales de nuestras almas: el mundo, el demonio y la carne. 

Enemigos mortales de nuestras almas 

El Mundo 

El mundo es una fuente gigantesca de tentación para nuestros sentidos, todas las atracciones y placeres de la vida encuentran un compañero perfecto en cada uno de nosotros. Nos ocupamos con tantas cosas que parece que nuestras vidas son demasiado cortas para la cantidad de actividades que podríamos hacer, somos agarrados en las corrientes del mundo y sin saberlo adoramos muchos falsos dioses que nos roban directamente el tiempo que tenemos que darle a Dios. 

El Señor Dice de darle a Dios lo que es de Dios y a Cesar lo que es del Cesar (Mateo 22:21), así que la Cuaresma es un tiempo cuando se nos recuerda de mermar nuestras complacencias personales, de retirarnos un poco del mundo y de buscar a Dios con arrepentimiento.  

Si pudiéramos reconocer con sinceridad el hecho de que nunca hacemos lo suficiente para tener una perfecta relación con Dios, entonces podríamos recibir la gracia para dejar de hacer tantas cosas innecesarias y como María en el evangelio, vendríamos a los pies del Señor para conocerle, amarle y servirle. (Lucas 10:40-42) 

El mundo es solo un lugar temporal para los ciudadanos del cielo que somos nosotros (Efesios 2:19), a menos que deseemos perder la herencia que se nos ha dado en el Espíritu de Cristo Jesús. Por esa razón, meditemos profundamente en la importancia de los asuntos espirituales por encima de los asuntos del mundo y démosle mas tiempo a Dios que al mundo.  

Podemos empezar pasando mas tiempo haciendo nuestras oraciones, extendiendo nuestra vida de oración en la meditación y el silencio, pasando mas tiempo haciendo trabajos de caridad, visitando los enfermos y los ancianos, leyendo libros espirituales y tomando sinceramente una resolución de comenzar una nueva vida de compromiso con Cristo.  

La Carne 

El llamado a la santidad envuelve el transformarnos en personas espirituales que dependamos mas del espíritu que de los llamados de los sentidos.  

Los sentidos son ventanas de nuestras almas. Es a través del estímulo de los sentidos que aumentamos nuestros deseos humanos desproporcionadamente hasta que se vuelven pasiones. Los ojos sienten hambre por cosas hermosas y sensuales, los oídos sienten hambre en la curiosidad por lo desconocido, el tacto siente hambre en la espera de comodidad y placer, nuestro gusto espera ser satisfecho con deliciosas comidas, nuestro sentido del olfato desea solo los mas placenteros olores. En efecto los sentidos se vuelven tan exigentes e intolerables que a veces, es una verguenza. 

En cierta forma, el alma es prisionera del cuerpo, se atrapa en las inclinaciones animales de la carne y se aleja del camino espiritual que es trazado ante ella. Si no hacemos esfuerzos determinados para controlar nuestros sentidos, nos volvemos como animales, sujetos a las pasiones mas bajas de nuestros sentidos.  

Deberíamos de meditar en la castidad de Nuestro Señor y de la virginidad de la Virgen María para poder comprender el alto valor de la pureza. Durante la Cuaresma somos llamados a abstenernos de comer carne el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Esta es tan solo una formalidad, la realidad es que deberíamos de abstenernos de tener las cosas que sobre estimulan nuestros sentidos. Debemos de ofrecerle a Dios un verdadero sacrificio de abnegación, para poder hacer reparación por nuestros pecados.  

La Cuaresma es simplemente una sugerencia de la Iglesia para que reparemos nuestras vidas, para que nos arrepintamos y para que hagamos algo para mejorar nuestra relación con Dios, la responsabilidad es totalmente nuestra. Este tiempo del año es un verdadero tiempo de santificación si cooperamos con el llamado de Dios y no endurecemos nuestros corazones (Hebreos 3:7). 

El ayuno unido a la oración en una manera muy buena de promover control sexual en nuestras vidas, al ayunar con pan y agua por lo menos una vez a la semana, le enseñamos a nuestros cuerpos que dejen de hacer demandas como animales y finalmente tomamos control pleno. También podemos vencer la glotonería y muchas otras pasiones con el ayuno.  

(Romanos 8:5) Efectivamente, los que viven según la carne, desean lo carnal; mas los que viven según el espíritu, lo espiritual. 

El demonio 

Este enemigo escondido de nuestras almas esta siempre con nosotros, es como nuestra sombra. Pero la gente se ha vuelto tan materialista que si no ven una cosa no creen en ella.  

Así que viviendo en este mundo moderno, la gente no cree mas en el demonio, lo cual es una ventaja para el. El es ese enemigo silencioso de nuestras almas, un asesino desde el comienzo quien tienta continuamente aun a las almas mas virtuosas. El no necesita mostrar su rostro porque el trabaja desde adentro. 

Quien es el demonio?, sino un espíritu de maldad. Si nosotros odiamos, Dios quien es Amor ya no está con nosotros, así que le abrimos nuestros corazones al odio, la personificación del demonio y ciertamente el entra y reclama lo que por su derecho es de el, ..... pobres almas desafortunadas..... Por esto tenemos que perdonar! y amar! 

Si permitimos que la impureza llene nuestros corazones, dejamos que el espíritu de lujuria arda dentro de nosotros, de esta manera el demonio va a tener un buen rato siendo el rey de nuestros corazones. 

Solamente la castidad y la pureza pueden sacar fuera este demonio que ataca la carne punitivamente.  

El es el padre de las mentiras, ataca el alma que se llena de orgullo, envidia, injusticia, impureza, glotonería, insinceridad, ira, pereza o idolatría. La idolatría en nuestros tiempos modernos el amor del mundo como un dios falso, o nosotros mismos, pequeños dioses caprichosos que rechazamos el verdadero Dios a través del pecado.  

Tengamos cuidado del demonio mis queridos hermanos y hermanas, el es tan real como ustedes y yo, así que o le peliamos con nuestra vida de oración y arrepentimiento o nos volvemos su amigo a través de la indiferencia a Dios.  

Que esta sea una oportunidad para enfrentarnos a los enemigos de nuestras almas por medio de la oración, abnegación, sacrificio, caridad y compromiso con Dios.  

Que el gozo de la Resurrección sea siempre nuestro gozo, así que como nosotros sufrimos en Cristo también podamos regocijarnos en El quien es nuestro camino, verdad y vida.  

La Confesión 

Tenemos que confesar nuestros pecados personalmente al sacerdote puesto que la Iglesia ha recibido el poder de perdonar los pecados. Tenemos que confesar nuestros pecados cuando cometemos pecado mortal o cuando queremos experimentar paz con Dios aun después de cometer pecado venial. 

La Iglesia recibió el poder de perdonar los pecados el día de la Resurrección del Señor.  

Jesús instituyó el Sacerdocio el Jueves Santo después de la última cena, también instituyó el Sacramento de Reconciliación o Penitencia en la tarde de la Resurrección cuando se le apareció a los Apóstoles y les dio el poder de perdonar los pecados, no solo a ellos sino a los que representarían su Iglesia en el futuro. (los sacerdotes)  

Juan 20:21-23  
21 Jesús les dijo otra vez: «La paz sea con vosotros. Como el Padre 
me envió, también yo os envío.»  
22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo.  
23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a 
quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»  

Por la ley de la Iglesia, tenemos que confesar nuestros pecados por lo menos una vez al año. Por supuesto que tenemos que confesar nuestros pecados tan pronto como cometemos un pecado mortal. Este tipo de pecado hace que nuestras almas mueran eternamente, en otras palabras nos lleva al infierno.  

A menos que confesemos nuestros pecados mortales, estamos condenados para ir al infierno, los pecados mortales son esas violaciones a cualquiera de los diez mandamientos. Los pecados veniales son pecados de un grado menor que los pecados mortales, finalmente nos llevan al pecado mortal. Nadie esta exento del pecado, por eso tenemos que sentir humildad e ir a la confesión por lo menos una vez por mes. Por la confesión se entiende la confesión personal de nuestros pecados al sacerdote. Hay otros tipos de confesiones generales, pero estas no tienen validez a menos que confesemos nuestros pecados personalmente al  Sacerdote excepto en una emergencia que nos forzara a hacer otra cosa, por ejemplo cuando hay una guerra y la gente no tiene tiempo o facilidad de confesar los pecados personalmente.  

Porque confesamos nuestros pecados al Sacerdote y no a Dios directamente? 

Juan 20:21-23  
21 Jesús les dijo otra vez: «La paz sea con vosotros. Como el Padre 
me envió, también yo os envío.»  
22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo.  
23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a 
quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»  

Examinemos este pasaje bíblico: 

La paz sea con vosotros: La paz es el fruto de la reconciliación. Jesús nos reconcilió con el Padre por su muerte en la cruz. El pagó por la deuda de nuestros pecados, y por sus heridas somos sanados. El vino después de la Resurrección para participar de su victoria sobre el pecado, el primer fruto de su victoria fue la Paz que dio a los Apóstoles, la misma paz que experimentamos cuando venimos a el en el sacramento de la confesión y recibimos la absolución.  

Como el Padre me envió, también yo os envío: Jesús es el hijo de Dios quien ha recibido el poder para perdonar los pecados, El fundó Su Iglesia sobre Pedro la Roca, ahora después de Su muerte en la cruz, El está enviando a los Apóstoles con el mismo poder de perdonar pecados, para así poder estar con nosotros hasta el final de los tiempos.  

Dicho esto, sopló sobre ellos: Cuando Adán y Eva recibieron el primer soplo de Dios, ellos recibieron la vida. Pero luego perdieron la inmortalidad a través del pecado, por eso fue necesario de que nosotros recibiéramos una nueva vida a través del perdón de nuestros pecados, Jesús es la vida! 

Y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo: Antes de su muerte, Jesús le dijo a los Apóstoles, a menos que yo muera, el Espíritu Santo no ha de venir (Juan 16:7), ahora, Jesús murió y resucitó, por su aliento recibimos ahora el perdón de nuestros pecados y una nueva vida a través de nuestro nuevo espíritu, el Espíritu Santo. 

Este es el cumplimiento de la profecía del Señor a través del Profeta (Ezequiel 36:26), Yo les daré mi Espíritu.  

A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos: Cualquiera que rechaza este pasaje está seguramente rechazando el poder de Jesús de perdonar los pecados, el cual está aquí siendo delegado a la Iglesia.  

Cuando venimos al Sacerdote venimos a alguien que ha recibido el poder de perdonar los pecados a través de la unción dada por el Señor a sus Apóstoles y a la Iglesia. "Bendito es aquel que viene en el nombre del Señor." 

Cuando venimos al Sacerdote a confesar nuestros pecados, estamos siendo humildes ante Dios y venimos con un corazón contrito tal como el Señor quiere, también estamos siendo testigos de la Palabra de Cristo al aceptarla, le damos Gloria a Dios el Padre por aceptar el perdón de su Hijo a través de la Iglesia y le damos Gloria al Espíritu Santo quien está siempre presente en los Sacramentos de la Iglesia.  

La Iglesia Católica es la Iglesia fundada sobre la Sangre de Cristo la Roca, quien pidió a Pedro que alimentara sus ovejas, haciéndole de esta manera Pastor después de El (Juan 21:17). La Iglesia también se arraigó en la sangre de los Apóstoles y de los Mártires quienes dieron sus vidas como testimonio de su fe en Cristo. 

Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida.  

La Iglesia Católica es la Iglesia del Camino, de la Verdad y de la Vida. El Camino y la Verdad encontramos en sus enseñanzas, la Vida en sus Sacramentos.  

La Sagrada Comunión 

Jesús esta verdaderamente presente en el Sacramento de la Sagrada Eucaristía. El es el pan de la vida que ha venido desde el Cielo (Juan 6:35 6:48-51). En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.  (Juan 6:53).  

Para poder recibir a Jesús en este Sacramento Santo, tenemos que estar purificados a través del arrepentimiento de nuestros pecados y de la confesión en el Sacramento de la Reconciliación ante un Sacerdote, de otra manera nos estamos condenando a si mismos al cometer un grave sacrilegio. 

La Sagrada Comunión es nuestra comunión con Dios, cuando rezamos el Padre Nuestro, decimos "danos hoy nuestro pan de cada día", nosotros pedimos este pan, pero - venimos a recibirlo? 

Sería ideal que desarrolláramos una relación santa con Dios para que nos podamos comunicar con el diariamente. La Preciosa sangre de Cristo es nuestra santificación en este humilde Sacramento. 

Deseándoles una feliz Cuaresma y una Santa Pascua. 

José de Jesús y María. 
Apostolado del Trabajo de Dios. 

El ayuno

El Trabajo de Dios
www.theworkofgod.org/Spanish

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