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Reflexiones espirituales
José Belmore Arias

Iluminación de las conciencias – Espíritu de la verdadIluminación de las conciencias – Espíritu de la verdad

Iluminación de las conciencias – Espíritu de la verdad

Iluminación de las conciencias – Espíritu de la verdad

Varios santos de la Iglesia profetizaron sobre la iluminación de las conciencias de los seres humanos, lo cual nos lleva a conocer nuestras almas como Dios las ve, para el propósito de arrepentirnos y vivir una vida Santa.

En el año 1800 Dios le reveló a la Beata Ana María Taigi, que vendrían tres días de oscuridad y también le habló sobre la iluminación de las conciencias, le dijo “Una gran purificación vendrá sobre el mundo precedida por una iluminación de conciencia en la que todo el mundo se verá a sí mismo como Dios los ve.

Alrededor de 1830, Santa Laboure también recibió una revelación sobre la iluminación de las conciencias.

En tiempos más recientes, en las Apariciones de Garabandal y de Medjugorge, la Virgen María ha profetizado acerca de esta gracia celestial que vendrá un día para toda la humanidad antes del momento de la Justicia que ya está cercano.

En un urgente que recibí de Jesús en Octubre 24 de 2019, yo José de Jesús y María les comparto esto: “En un último esfuerzo de la Divina Providencia por la salvación de las almas, mi Espíritu Santo brillará su luz en las conciencias de todos los seres humanos para que tengan oportunidad de arrepentirse.”

¿Pero en que consiste la iluminación de la conciencia? En realidad es la luz del Espíritu Santo que le muestra el alma el pecado de tal forma que el alma siente el rigor del Juicio particular preparado para después de la muerte, y a partir de entonces prefiere morir que ofender gravemente a Dios.

Cuando se comete un pecado, es como cuando uno se contagia con un virus. El virus se multiplica haciendo daño a muchas células y en muchos casos logra causar la muerte del cuerpo.
El pecado actúa silenciosamente como un virus, infecta la conciencia de tal manera que la anestesia llenándola de oscuridad, primero quitando el dolor del alma de ofender a Dios, y luego engendrando más pecados que terminan haciendo daño mortal al alma.

El pecado no solo produce daño a la persona que lo comete sino que actúa en la otra persona también como sucede en el caso del adulterio.

El pecado genera innumerables consecuencias que no son vistas por el pecador, por ejemplo. Como consecuencia del adulterio se puede perder un matrimonio, se afectan los hijos del pecador al igual que los hijos de la otra persona si es casada, se generan muchos problemas de irresponsabilidad que pueden producir abandono a los hijos, lo cual genera complejos, resentimientos, y traumas psicológicos, reveses de fortuna, falta de educación y en algunos casos lleva las víctimas al suicidio, y el adulterio lleva al adúltero a odiar a la persona que Dios le dio como compañía en su matrimonio.

Pero el que comete el pecado no ve todo esto, por eso su conciencia está oscurecida y necesita la luz de Dios para ver el pecado con todas sus ramificaciones.

La iluminación de la conciencia saca fuera toda oscuridad del alma, lleva al pecador al arrepentimiento total, produce una sensación horrible ante el pecado, que le hace preferir la muerte antes que volver a ofender a Dios. Es muy diferente a la iluminación cósmica de la conciencia que enseña la nueva era, que en realidad es una distracción del demonio.

Quiero dar testimonio de cómo ocurrió esta iluminación de mi conciencia, hace aproximadamente treinta años, pues para mí fue un anticipo espiritual o un derrame del Espíritu Santo que con su fuego ha bautizado mi alma, privilegio que pocos han recibido, pero que han recibido todos los santos.

Es un don que solo se alcanza cuando el verdadero arrepentimiento lleva a vivir literalmente lágrimas de conversión.

Yo era una persona normal en mi fe como cualquier Católico, me auto justificaba y estaba seguro de que todo estaba bien ante Dios.

Sucedió una serie de eventos que me llevaron a meditar los misterios de Dios, y se llegó el momento en que sentí la iluminación de la conciencia que consiste en ver nuestras almas no como las entendemos en este momento sino como las ve Dios.

Todos mis pecados salieron a flote, tanto pequeños como grandes, en ellos también vi sus consecuencias y con mucho dolor me sentí culpable, viendo como mis pecados crucificaron a Cristo en la cruz. Como consecuencia sentí el verdadero arrepentimiento que nunca sentí antes, hice un examen de conciencia riguroso, basado en los diez mandamientos, en los pecados capitales y en las obras de misericordia. Escribí todos mis pecados en varias hojas de papel y fue con lágrimas que hice una confesión general.

A partir de entonces lloré como seis meses seguidos por haber ofendido a Dios.

Esto me causó una transformación total que me llevado a dar testimonio de vida, ahora ya no vivo para mi sino para el Señor y la luz de Dios ilumina mi vida para llevarme por las sendas de la verdad.

La iluminación de la conciencia empieza con la experiencia de Pentecostés en el alma, o sea el Bautismo del Espíritu, término que merece explicación.

Durante el Bautismo somos vestidos con la Luz de Cristo y recibimos el Espíritu Santo, la Gracia Santificante que nos lleva por el camino de la vida en Cristo.

Pero el Espíritu Santo llega proporcionalmente a todas las almas de acuerdo a la entrega que tengamos a la Divina Voluntad.

En la Virgen María, cuya entrega fue total, el Espíritu Santo descendió y dio su fruto, Cristo mismo, Jesús la Palabra de Dios encarnada.

En cada uno de nosotros, Dios quiere esa entrega total para que podamos producir a Cristo como fruto en nuestra vida.

Y en realidad todos los Cristianos lo hacemos con diferente medida, porque todos somos diferentes.

De aquí la necesidad de ascender esa escalera de la vida espiritual para llegar a la fuente de la luz que es Cristo mismo, crucificado por nosotros en la cruz.

La efusión total del Espíritu solo la consigue el alma que asciende espiritualmente el monte Calvario y se crucifica con Cristo. En Cristo crucifica todos sus pecados, muere para si mismo y de esta manera conoce la verdad, y la verdad lo libera para siempre.

El hombre de Dios no peca, porque ha nacido de Dios. 1a Juan capítulo 3:9 Ninguno que haya nacido de Dios practica el pecado, porque la semilla de Dios permanece en él; no puede practicar el pecado, porque ha nacido de Dios.

La iluminación de la conciencia cuando se pide y se encuentra produce un gran gozo espiritual. Igualmente cuando suceda para toda la humanidad traerá mucho gozo a las almas entregadas a Dios, pero será un desastre terrible para los pecadores. Será una espada que les traspasará el corazón y solo los sanará si se arrepienten, de otra manera pueden morir por su orgullo.

Dios en su Divina Misericordia enviará la iluminación de las conciencias en un último intento de convencer al hombre de su pecado, para salvarlo de su Justicia. Porque después de la muerte el hombre no tendrá más oportunidad de la Divina Misericordia, porque se enfrentará a la Justicia de Dios.

Estas son las palabras que Jesús me ha dado, “En un último esfuerzo de la Divina Providencia por la salvación de las almas, mi Espíritu Santo brillará su luz en las conciencias de todos los seres humanos para que tengan oportunidad de arrepentirse.”

Santidad, santidad, santidad. Divino tesoro, que es la Voluntad del Padre, deseo santo de Dios que quiere lo mejor para nuestras almas.

Por eso quiero compartirles esta oración que el Padre Celestial me dio para pedir la iluminación de las conciencias de todos los seres humanos, y al final les compartiré también una oración para pedir la iluminación personal de la conciencia.

El Señor me pidió que rezara esta oración frecuentemente y que la compartiera:

Oración para pedir la iluminación de la conciencia de todos los seres humanos

“Señor Dios Todo Poderoso. Desata tu Gracia sobre toda esta humanidad tan necesitada, derrama tu Espíritu Santo, envía tu Luz, para que ilumine las conciencias de todos los seres humanos y así podamos ver nuestras almas como Tú las ves, para que nos arrepintamos y clamemos tu perdón y misericordia. Señor, suelta los superpoderes divinos para que entren en acción.”

Y para todos aquellos que consideren importante recibir la iluminación de la conciencia, les recomiendo hacer esta oración con frecuencia.

Oración personal para pedir la iluminación de la conciencia

Ilumina mi conciencia Señor y dame el Espíritu de la verdad (tres veces)

Señor Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, tú eres luz, lléname de tu luz, pues el demonio y el mal son la oscuridad que me rodean.

Ilumina mi conciencia para que yo pueda ver mi alma como tú la ves, para que yo pueda sentir verdadero dolor de mis pecados y convertirme totalmente a ti.

Señor Jesús, tú eres la verdad. Muéstrame la verdad sobre el estado de mi alma y dame la luz para caminar siempre en la verdad.

Señor, la oscuridad del demonio me rodea; el enemigo de mi alma busca apartarme de tu luz. Dame luz para enceguecerlo con tu resplandor, dame la verdad para desenmascarar su mentira.

Señor, dame la gracia de caminar siempre en tu luz y de conocer la verdad en toda situación.

Ilumina mi conciencia Señor y dame el Espíritu de la verdad.

Dios te bendiga.

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