El Trabajo de Dios

Ir a página de Monseñor Carlos Arturo
Reflexiones Obispo Carlos Arturo Quintero Gómez

Por los niños, los jóvenes, las familias y los ancianos

Por los niños, los jóvenes, las familias y los ancianos

4/26/2019
Señor, hoy de nuevo me postro ante tu presencia y te pido la paz para vivir este día sin tensiones ni temores. Gracias por todo lo que estás haciendo y lo que harás en mi vida y en las personas que amo.
Hoy quiero pedirte, Señor por los niños, los jóvenes, las familias, los ancianos. Muchos niños se hallan enredados en las tecnologías sin Dios y sin ley, no te conocen, no han recibido esta transmisión en la fe, las primeras líneas de la fe en sus casas; te pido por ellos y por aquellos niños que han sido educados en el amor a Ti y a sus hermanos, aprendiendo a compartir y siendo buenos compañeros.

Te pido por los jóvenes, muchos de ellos están confundidos, no tienen referentes, perdieron el norte de sus vidas y se dejaron robar la alegría sumidos en las drogas, en el sexo, en el alcohol; viven una vida sin control ni profundidad, se dejaron llevar por la superficialidad, sin culpa porque muchas veces no han tenido en nosotros los adultos un referente que les de la fuerza y la esperanza para luchar en la vida sin desanimarse.

Te pido por la juventud que ha logrado entender tu llamada, que ha abierto sus oídos y su corazón a tu amor, jóvenes enamorados de la vida que luchan, que aman el deporte, que se esfuerzan por ser buenos estudiantes, que son colaboradores en sus casas, que van a misa, que no se han dejado contaminar por el ambiente malsano y hostil de la sociedad; jóvenes aguerridos y batalladores en tu nombre.

Te pido, Señor por las familias, muchas de ellas son familias disfuncionales, fracturadas por la incomprensión, el desamor, los conflictos. Familias divididas por herencias, familias desintegradas por la fe, familias heridas por infidelidades y peleas.

Te pido también por las familias estables, por las familias que se esfuerzan por vivir en armonía y amor. Familias que quieren llegar a ser reconciliadas y reconciliadoras, familias en donde esta vivo el fuego del amor.

Pongo en tus manos, Señor la vida de nuestros ancianos, de aquellos olvidados y marginados por la sociedad, ignorados por sus familiares y olvidados por sus amigos; pongo en tus manos a los ancianos consentidos en sus hogares, tus consentidos. Ellos son un baluarte y un patrimonio de nuestra sociedad por su sabiduría, por todo lo que han vivido y su experiencia. Bendícelos y cuídalos.

Reconozco, Señor que nuestra sociedad sin el cuidado de los niños y el respeto por los ancianos se va deteriorando en sus valores y debilitando en su estructura. Reconozco Señor que la sociedad está enferma porque la familia está enferma.

Me pongo en tus manos para convertirme en un apóstol de la misericordia capaz de ser luz en medio de la oscuridad, quiero ser levadura que fermenta la familia, la juventud, la ancianidad; quiero ser testigo para ayudar solidariamente a los niños y jóvenes, quiero ser sal para darle sabor a mi vida y a la vida de los demás.

No dejes, Señor que nuestra sociedad se quebrante más en medio del dolor, las heridas y las rabias; enciende en nuestros corazones el deseo de trabajar arduamente por una sociedad más justa y más humana ayudando a comprender el sentido de la vida, a valorar y cuidar de nuestra vida y de la vida de nuestros semejantes. Te lo pido por intercesión de la Santísima Virgen María, auxilio de los cristianos y madre de los jóvenes. Amén

Por los niños, los jóvenes, las familias y los ancianos

Apostolado del Trabajo de Dios - ocaqg©#23