4/27/2019
Señor, gracias por esta semana que estamos concluyendo, por tantas bendiciones y por tu palabra que es fuente inagotable de verdad. Señor, cada día qué pasa, cada amanecer se viste de belleza con tu presencia y mensaje de esperanza.
Muchas veces estoy parado en arena movediza, me hundo en el fango de mis propios problemas y me ahogo en el mar de mis dudas y mis temores. Con facilidad me doy cuenta que me he equivocado y me he extraviado en la selva de la incomprensión y de la terquedad.
Muchas veces he pensado que soy un solitario, que los demás me han dejado de amar y que Tú me has olvidado. Hoy te pido, Señor que me ayudes a sembrar en mi corazón la semilla de la constancia. Como lo enseña San Pablo: quiero aprender que “la prueba ejercita la paciencia, la paciencia nos hace madurar y la madurez aviva la esperanza; la cual no quedará frustrada, pues ya se nos ha dado el Espíritu Santo y por él el amor de Dios se va derramando en nuestros corazones”.
He pasado, Señor por muchas pruebas, me he consumido en la tristeza porque a veces no hallo solución a mis problemas; siento la necesidad de perseverar en la oración, amar la Cruz y encarnar tu palabra en mi vida.
Entiendo que no hay discipulado sin Cruz y que el camino es muchas veces tortuoso. Te pido, Señor que me des la libertad, para sentir que soy capaz de superar las pruebas, madurar en la fe y fortalecer lo que soy para mis hermanos: un servidor.
Señor, que mi vida sea una melodía, que vuelva la mirada a ti y que recupere la danza del paraíso, que la coherencia sea mi fuerza y la convicción de creer en ti produzca la alegría de dar mi vida y acreciente la inspiración espiritual. Te lo pido por intercesión de la Santísima Virgen María, madre de la caridad. Amén |
