El Trabajo de Dios

Ir a página de Monseñor Carlos Arturo
Reflexiones Obispo Carlos Arturo Quintero Gómez

La vida de los niños, su inocencia, su sencillez y su nobleza

La vida de los niños, su inocencia, su sencillez y su nobleza

4/30/2019
Señor, gracias por el día que ha terminado, por este nuevo día que inicia, por este mes de los niños que culmina. Señor, quiero poner en tus manos la vida de los niños, su inocencia, su sencillez y su nobleza.

Tu Señor nos han enseñado: “dejen que los niños vengan a mi y no se lo impidan, porque de los que son como ellos es el reino de los cielos”.

Dame, Señor un alma de niño, la dulzura para vivir la vida sin complicarme, la ternura para valorar a las personas que amo; la simplicidad para vivir con sencillez, la pasión para no desanimarme ante los problemas de la vida, sino al contrario, para vivir con intensidad.

Dame, Señor un corazón limpio, que pueda tener siempre un corazón transparente. Señor, me postro delante de ti para pedirte la humildad de manera que pueda aceptar mis errores y reconocer que soy pequeño y débil ante tu bondad y poder infinitos.

Mi vida es un regalo que me has dado, la niñez es una hermosa etapa de la vida que algunos ya hemos vivido y que quienes viven hoy, se enfrentan a la hostilidad de la sociedad.

Te pido Señor por los niños enfermos, por los niños que están en hospitales sufriendo enfermedades terminales, por los niños que viven en las calles, por los niños que han muerto en Colombia por hambre, desnutrición, por balas perdidas, por violencia intrafamiliar.

Nos duelen los niños olvidados, los niños sumidos en las drogas, en el fango del licor, en la trata de personas, en la prostitución y el turismo sexual. Nos duelen los niños que no tienen acceso al estudio, que crecen sin Dios y sin ley, que crecen sin el amor de sus padres. Oramos también por los niños huérfanos, por los niños protegidos y custodiados por sus padres, por los niños que crecen en familias muy unidas, colmadas de fe; por los niños que gozan de bienestar, posibilidad de vivienda, estudio y el amor familiar.

Gracias Señor por todo el amor que nos das y por el amor hacia los niños. Porque en el pesebre de Belen, nos has enseñado la humildad divina y allí te hiciste niño; hoy de nuevo té decimos: “ven Señor a nuestras vidas, ven no tardes tanto”. Te lo pedimos por intercesión de la Santísima Virgen María, madre de los niños y auxilio de los cristianos. Amén

La vida de los niños, su inocencia, su sencillez y su nobleza

Apostolado del Trabajo de Dios - ocaqg©#29