4/11/2019
Señor, quiero comenzar este día alabándote y agradeciendo por un nuevo amanecer.
Hoy, Señor quiero ponerle sabor y color a mi vida. Me pregunto delante de ti: de qué color es mi vida y me doy cuenta que tú tienes el poder de tomar en tus manos la paleta de colores y darle sentido a mi existencia.
Ponle color y sabor a mi vida, Señor. A veces siento que mi vida y mi fe están descoloridas porque muchas veces dudo, me siento incomprendido, juzgado y perseguido.
He perdido el sabor a mi vida cuando he dejado de soñar, cuando he desconfiado de tu bondad y cuando me he dejado llevar por la desesperanza ante los problemas de la vida.
Hoy le quiero poner de nuevo color a mi vida, le pongo el color esperanza, el verde de la sensatez, el rojo de la pasión, el blanco de la pureza, el amarillo de la generosidad, el azul de la fidelidad, el café de la tenacidad, el violeta de la tolerancia, el gris de la ternura, el morado de la penitencia, el rosado de la abnegación, él púrpura de la entrega y el fucsia de la verdad.
Al ponerle colorido a mi vida quiero encender en mi corazón el brillo de la esperanza y alejar el dolor de la rabia y la soledad.
Hoy, Señor, quiero sembrar en mi vida la semilla de la bondad para sentir que solo las cosas buenas son las únicas que alegran el alma y ensalzan la libertad.
Ayúdame, Señor, a tener un semblante de paz y alegría y a resplandecer con la tuerza de tu amor, superando la dureza de mi corazón.
Te lo pido por intercesión de la Santísima Virgen María, mujer de fe, fiel y dócil a la acción del Espíritu Santo. Amén |
