El Trabajo de Dios

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Reflexiones Obispo Carlos Arturo Quintero Gómez

El día de la Santa Cruz, diré mil veces: “Jesús”.

El día de la Santa Cruz, diré mil veces: “Jesús”.

5/3/2019
Señor gracias por este lindo día que me regalas. Hoy quiero repetir con insistencia: “retírate Satanas, conmigo no contarás, porque el día de la Santa Cruz, diré mil veces; Jesús”.

Al invocarte mi Señor quiero pedirte que me ayudes a superar la tentación del desánimo, de la desmotivacion, del cansancio, de los pecados por omisión. Quiero ir contigo al desierto, para experimentar mi camino de purificación y con tenacidad y espíritu de amor superar la tentación a fuerza de amor y de bondad.

En este día, dedicado a la Cruz, Señor, te contemplo ensangrentado y malherido por mis pecados; te contemplo con la corona de espinas y el costado abierto de donde nace la Iglesia y los sacramentos; te contemplo en el trono de la Cruz dándo a la humanidad una lección de amor y de perdón: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”.

Hoy, Señor pienso en tantos rostros ajados y malheridos, rostros desfigurados por el dolor y la rabia, rostros encarcelados en sus propios pecados; rostros que han perdido el resplandor y el brillo de la esperanza. Rostros sin compasión y que reflejan la dureza de la vida y el cansancio físico ante los problemas y el desgaste por las incomprensiones y la desesperanza. Haz brillar tu rostro sobre nosotros; ven, Señor y protege nuestra vida y líbranos de todo mal y peligro; concédenos la sabiduría y la elocuencia del amor en nuestras vidas para superar las rabias, el dolor, las ofensas y revestirnos con la gracia de tu amor y de tu paz.

Enciende en nuestros corazones la luz de la esperanza y colmamos de tu felicidad, que se construye con el deseo de vivir la santidad en lo cotidiano, dando la vida, superando la soberbia, tejiendo hilos de misericordia y compasión, nutriéndonos con la savia del perdón y la reconciliación; alimentando nuestra existencia con el mana de tu Palabra y calmando nuestra sed de amor y de fe con el néctar de tu sapiencia.

Ilumínanos Señor y que nuestros discipulado, como el de María, tenga sentido por la entrega de nuestra vida muriendo contigo en la Cruz; naciendo como Nicodemo, a una vida nueva. Haz que muriendo en la Cruz podamos resucitar a una vida nueva. Te lo pido por intercesión de la Virgen Madre del dolor y de la esperanza. Amén

El día de la Santa Cruz, diré mil veces: “Jesús”.

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