5/25/2019
Señor, gracias por este nuevo día y por la alegría de hacer brillar la esperanza en nuestra existencia.

Señor, María y José fueron al templo a presentar a Jesús. Se encontraron con Simeon y Ana. Simeon pronunció estas palabras: “ahora Señor, según tu promesa puedes dejar a tu siervo irse en paz; porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos”.

Señor, te reconozco en la Palabra que proclamamos, presente en la eucaristía que adoramos; en cada hermano que está a nuestro lado, en la obra maravillosa que has creado.

Como Simeon siento la felicidad al reconocerte; muchas veces he perdido el norte de mi vida y me he extraviado en medio de mis ideas, prejuicios y prevenciones.

Me cuesta muchas veces tomar decisiones acertadas y con facilidad me equivoco aunque muchos tratan de mostrarme el camino de la rectitud. Te reconozco como la luz de las naciones y gloria del pueblo de Israel.
Señor, al subir al templo Maria y José te presentaron. Hoy, recuerdo mi bautismo y me doy cuenta que al consagrarme a ti, me siento elegido por ti, protegido y cuidado. Muchas son las batallas que debo librar cada día: contra las asechanzas del mal, contra el demonio, que ronda buscando a quien devorar, por eso Señor, dame la alegría de robustecer mi fe y buscar siempre el bien.

Que no me deje llevar por la duda, por la incomprensión y la indiferencia. Líbrame de todo mal. Por tu preciosisima sangre rompe Señor, las ataduras de la muerte y del pecado, aleja de mi vida todo asomo de maledicencia, envidia, hechicería, brujería. Solo quiero tu protección Señor.

Te pido que me bendigas y me cubras con tu manto para que limpio y purificado, de todo mal, pueda fortalecer mi fe y crecer en la esperanza y en el amor. Te lo pido por intercesión de la Santísima Virgen María, madre de la misericordia. Amén

Que no me deje llevar por la duda, por la incomprensión y la indiferencia