El Trabajo de Dios

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Reflexiones Obispo Carlos Arturo Quintero Gómez

Señor, dueño nuestro que admirable es tu nombre en toda la tierra

Señor, dueño nuestro que admirable es tu nombre en toda la tierra

6/12/2019
Señor, ofrezco este nuevo día, la noche estuvo tranquila, el día está esclareciendo, ya se ve el horizonte en la lejanía, las montañas y los verdes prados; contemplo la vegetación y las especies diversas.

Hoy te doy las gracias Señor por los animales; los has creado como una ayuda para los seres humanos. Creaste toda clase de animales, de aves que vuelan sobre la tierra; los animales que produce el agua; extendiste tu bendición sobre los animales: “que tengan muchas crías y llenen los mares y que haya muchas aves en el mundo”; así se completó el día quinto.

Y creaste toda clase de animales domésticos y salvajes y los que se arrastran por el suelo. Y luego creaste al hombre y lo llamaste a que dominara la creación.

Hoy Señor te pedimos perdón, porque muchas veces hemos violentado la naturaleza y maltratado a los animales; hemos querido domesticar a los animales salvajes y hemos sacado a muchos animales de sus hábitat; nos hemos dejado llevar de nuestro instinto y no de nuestra razón.

Señor como San Francisco de Asís te damos gracias por los animales, nuestros “hermanos menores” como él los llamaba. Todas las especies le escuchaban y obedecían, entre ellas las golondrinas que formaban una cruz por encima de donde el predicaba. Imprimió en un lobo salvaje la mansedumbre.

Por eso Señor danos un corazón humilde y sencillo como el de San Francisco para aprender a cuidar a nuestros animales; para custodiar las mascotas y evitar dañar y maltratar a estas criaturas que sons seres sintientes; que podamos plasmar en nuestro corazón los valores del respeto, la solidaridad, la compasión, los cuidados y la prevención del sufrimiento hacia ellos.

Ayúdanos Señor a reconocer cómo San Francisco en la naturaleza, como “un espléndido libro en el cual Dios nos habla y nos refleja algo de su hermosura y de su bondad”.

Danos Señor una conversión ecológica y un amor muy grande hacia los animales, desde la más diminuta hormiga hasta el más grande de los elefantes; inspira en nosotros la compasión hacia los animales domésticos, el cuidado de los animales del campo y de los animales salvajes; de las bestias y los animales indomables; de los insectos y los animales acuáticos; de los animales que empleamos para trabajar como los caballos y las mulas, los bueyes y las ovejas; el ganado y las cabras.

De los animales más cercanos como los perros y los gatos; las gallinas y los patos, las palomas y cacatúas; los papagayos y los loros; las Mariposas y los colibrís; las abejas y los búhos; las focas y los peces del mar.

Hoy te digo: “Señor, dueño nuestro que admirable es tu nombre en toda la tierra”. Haz que seamos guardianes de nuestros animales y que cuidemos la naturaleza alabándote y glorificándote en cada uno de ellos. Amén

Señor, dueño nuestro que admirable es tu nombre en toda la tierra

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