6/14/2019 Señor gracias por este nuevo día y por todas las actividades que podré realizar; que todo lo que diga, haga y piense durante esta jornada esté orientado a darte gloria y honor a ti.
Señor quiero pedirte de manera especial por los adultos mayores. Nuestro país cuenta con un grueso grupo de ancianos que son un tesoro espiritual para la humanidad; ellos alegran el alma, con su sabiduría realzan la belleza del mundo, con sus ideas aportan a La Paz y con su religiosidad hacen crecer la Iglesia.
Sus canas son expresión de bondad y sabiduría. Nos enseñan que los años no pasan en vano: los pasos se desaceleran, se pierde la lucidez en muchos casos, se deja de ver en la distancia y se pierde la sensibilidad auditiva pero nunca se pierde el amor que anida en el corazón. Hoy puedo decirte que la ancianidad es una hermosa etapa de la vida; es la primavera de la existencia.
Ellos, nuestros ancianos necesitan de nuestro afecto, los abrazos, la comprensión y el cariño. Son los consentidos tuyos y deberían ser los consentidos de la sociedad.
Como nos duele ver a tantos ancianos olvidados, a muchos deambulando por las calles, a otros enfermos en los hospitales y abandonados por sus hijos; a muchos de ellos explotados y aunque con riquezas, excluidos de las familias porque son un estorbo. Bendice Señor a nuestros ancianos, protégelos y ayúdalos para que no pierdan el encanto de la vida, para que sientan tu cercanía y tu amor, para que vivan en paz y que nosotros les hagamos la vida más agradable.
Señor, cuando mi madre o mi padre han perdido la lucidez, cuando por la ancianidad han vuelto a la niñez o padecen de Alzheimer, quizás ellos no sepan quienes somos pero nosotros si sabemos quienes son ellos y es suficiente para dedicarles tiempo, para abrazarlos y decirles cuanto los amamos.
Gracias por nuestros ancianos, porque ellos son un libro abierto de amor, bondad, tenacidad y compromiso con la vida. Te lo pedimos por intercesión de la Santísima Virgen María, madre y auxilio de los cristianos. Amén |