4/7/2019
Señor, gracias por esta nueva semana que iniciamos y que deseamos vivir con alegría y pasión. Quiero decir hoy con el salmista: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. Gracias, Señor porque has estado grande conmigo, me acompañas y me cuidas, me bendices y me guías.
Me siento tranquilo junto a ti, en paz. Cuando no estoy contigo, me doblega la tristeza y la melancolía. Señor, se que quieres hacer una obra maravillosa en mi, y me dices: “mira que estoy haciendo algo nuevo”, hoy te pido que me des un corazón renovado por el amor, que cambies mi tristeza, mi soledad, mi pereza; que quites de mi vida todo asomo de envidia, incomprensión, desesperanza y que colmes mi corazón de serenidad. Como la mujer adúltera quiero sentir tu mirada dulce y tu compasión. He aprendido la grandeza de condenar el pecado y no al pecador. Me miras y me dices: “vete y en adelante no peques mas”. También yo tengo la tentación de señalar, de condenar, de murmurar, pero hoy entiendo que debo primero sacar la nota que llevo en mi ojo antes de querer sacar la pana que tiene mi hermano. Tengo la inclinación a ver en mis hermanos sus debilidades, a ser exigente con ellos y a no aceptar sus limitaciones. Soy muchas veces complaciente conmigo mismo, con mis defectos pero muy duro con los que amo. Perdóname, Señor y dame la alegría de sentir siempre tu abrazo de perdón y reconciliación. Te lo pido por intercesión de La Virgen Maria, mujer humilde y sencilla. Amén |
